1. Confrontar el expediente judicial con la investigación propia:
“Conocía el tenor general de ese expediente, pero sólo tuve en mis manos una copia fotográfica cuando estaba publicada la primera edición de este libro (1957). Pude entonces confrontar las dos investigaciones, la que hizo el juez y la que hice yo” (Operación Masacre).
2. Tener en cuenta la actuación de los jueces en fallos anteriores:
3. Hacer mover la rueda de la Justicia activando recursos periodísticos para obtener resultados:
“La respuesta, desde luego, no vino jamás. Pero entretanto la campaña periodística que yo acababa de iniciar produjo su primer resultado. La denuncia de Livraga había llegado a mis manos el 20 de diciembre” (Operación Masacre).
4. Investigar hipótesis propias y por fuera del expediente judicial:
“No hay una línea en esta investigación que no esté fundada en testimonios directos o en constancias del expediente judicial” (¿Quién mató a Rosendo?)
5. Reconocer cuando un expediente se vuelve una demostración de la complicidad entre los sectores de poder:
“…tenía ya en mis manos una fotocopia del expediente que es en cada una de sus quinientas fojas una demostración abrumadora de la complicidad de todo el Sistema con el triple asesinato de La Real de Avellaneda” (¿Quién mató a Rosendo?).
6. Ser consciente de que no todo lo que contiene un expediente es verdad:
«Estos absurdos resultados son el fruto de la sistemática adulteración y manipuleo de la prueba”. (¿Quién mató a Rosendo?).