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Crónicas de la Justicia

Qatar 2022

Los jueces del Mundial

En el periodismo deportivo se suele decir que los árbitros de fútbol son los encargados de “impartir justicia”, pero sus fallos deben ser inmediatos y los alegatos son a los gritos y a centímetros de la cara. Breve historia del arbitraje mundialista, que en Qatar tendrá un hito histórico: por primera vez habrá mujeres.

Por: Gabriel "Colo" López
Foto: Lucía Giusiano
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¿Qué es lo justo y qué lo injusto en el fútbol, ahora que nadie habla de otra cosa que no sea de Qatar 2022? ¿Hay hechos para dirimir, partes en conflictos, fallos? ¿Quiénes son esos jueces que sentencian con dos cartones de colores? 

“En el fútbol no se imparte justicia —le dice a Perycia Jorge Díaz, empleado del Poder Judicial y ex árbitro de AFA entre 1990 y 2014—. El juez tiene pruebas, tiempo y alegatos para determinar justicia. El árbitro, en cambio, arbitra ante dos terceros una situación inmediata bajo un reglamento”. 

Un juego que casi siempre privilegió la épica a la ética, los pone frente al trabajo de cumplir, sin dejar dudas, pero sobre ellos y su mundo personal muy poco saben los aficionados, “su competencia y el ejercicio de sus poderes otorgados por las reglas en el momento en que entre en el terreno de juego”, tal como dice el encabezamiento de la Regla V (El Arbitro), en la legislación internacional.

El Mundial de fútbol masculino, el máximo evento deportivo del planeta, tendrá este año siete árbitros argentinos, será la primera vez que haya dos representantes nacionales en campo, el VAR (Video Assistant Referee) cumplirá su segunda experiencia y habrá un hecho histórico: mujeres árbitras, como nunca antes ocurrió. “Este era un sueño imposible para mi, y el solo hecho de poder ver a mujeres en este evento lo hace real para todas”, declaró la estadounidense Kathryn Nesbitt, una de las seis “juezas” en Qatar.

Salima Mukansanga, de Ruanda / Stephanie Frappart, de Francia y Yoshimi Yamashita, de Japón

Algunas fotografías de los mundiales

Inglaterra ‘66. La Selección Argentina venía en una levantada, al clasificar en su grupo junto a Alemania para los Cuartos de Final donde tuvo que vérselas con el local. El minuto 37 deparó la expulsión de quien llevaba la 10 albiceleste, Antonio Rattin, por continuas protestas. ¿Quién lo expulsó? El alemán, Rudolf Kreitlein. En otro cotejo de esos Cuartos, Uruguay quedaba en la “palmera” al perder con Alemania y, otra postal histórica da cuenta de un favor que recibe el ganador, cuando un jugador alemán usa la mano para evitar el gol. ¿Quién “cuidaba” las acciones? Un inglés, Jim Finney. Favor con favor se paga. Alemania y la local Inglaterra se encontrarían en la final.

1966. Un arbitro aleman favorece a los ingleses y afuera Argentina.

A México ‘70 nuestra Selección no llegó, porque se quedó en las Eliminatorias. Pero Argentina llevó a ese Mundial a un árbitro, Norberto Coerezza. “La Copa en que prevalecieron lo ético y lo estético, grandes equipos con excelentes jugadores”, supo afirmar quien arbitró Alemania-Inglaterra y luego fue uno de los jueces de línea de la final Brasil-Italia. “Los protagonistas priorizaron el juego limpio, comprometidos en respetar el espíritu del deporte y esas actitudes fueron generadoras de un torneo inolvidable”.

En ese Mundial comenzaron a usarse las tarjetas rojas y amarillas. Fue un presidente inglés que tuvo la FIFA, Stanley Rous, quien ideó el sistema. Había sido jugador, pero algo malo, y su pasión mayor fue el arbitraje (dirigió 34 encuentros internacionales y en 1934 la final de la Copa Inglesa). Hasta editó un libro (Historia de las leyes del fútbol) y, fue quien confirmó enérgicamente la candidatura de Argentina para el Mundial ´78 cuando esta chance tambaleaba. Esa fue una de sus últimas decisiones antes de ser desbancado por Joao Havelange. Don Stanley murió a los 91 años, dos días después de finalizado el Mundial ‘86.

El “gauchito” fue la mascota del Mundial de la Argentina, que ha pasado a la historia como el primer triunfo albiceleste y en un país en dictadura. “Han pasado 44 años, era otra vida”, evoca Rubén Noli, un nuevejuliense que lo vivió como un adolescente, con su padre en la popular del estadio de Mar del Plata. Desde allí vio un Brasil-Suecia, grabándose hasta hoy la última jugada: “Pateó el corner Brasil, cabezazo y gol, pero el árbitro lo terminó cuando la pelota venía en el aire.“¡No valió. Quedó 1 a 1! El juez fue el galés Clive Thomas. “Antes se podía hacer, ahora sería una barbaridad. Hoy no podés dar por terminado el partido en un ataque, incluso si ya estás con el tiempo cumplido. La FIFA terminó aplicando el sentido común en varias situaciones de juego”, analizó Noli, con la autoridad que le dan sus dos décadas en el arbitraje afista (se retiró en 2005 como asistente en Lanús-San Lorenzo y fue dirigente de la Asociación Argentina de Arbitros -AAA-). Agradecido al fútbol por la gente que le permitió conocer, no dudó en observar que “se vive en una sociedad ávida de justicia y donde la única justicia que podemos ver a menudo es la deportiva; por eso, se admiró acá tanto a un Javier Castrilli, pensando que debía verse un hombre con ese compromiso en otros sectores del país”.

Stanley también incidió para que se hiciera la Copa del ‘82 en España, la que marcó el debut de Diego Maradona en un Mundial. Con 22 años, sufrió ante la marca del italiano Claudio Gentile, que lo golpeó, lo empujó, lo conversó y le pulverizó las fuerzas ante la pasiva complicidad de un árbitro rumano, Nicolae Rainea. Luego, contra Brasil, el referí mexicano Mario Rubio Vazquez expulsó a “Pelusa” por reaccionar, refrendando una de las mayores injusticias del fútbol. Pero en la Copa de México ‘86 a Maradona le tocaron jueces justos y no hubo ninguna asociación ilícita para romper su juego antirreglamentariamente. 

En Italia ‘90, Argentina termina perdiendo la final por un fallo erróneo de otro referí mexicano, Edgardo Codesal, que no invalida el claro triunfo de Alemania, que lo mereció y lo consagró dueño de la Copa hasta 1994. Resulta que el papá del cuestionado referí también incursionó en el arbitraje y llegó a escribir un valioso texto “Las 17 reglas del fútbol”, de José María Codesal. “Cuando una carga es llevada a cabo cuando el balón está a distancia de juego, no es punible – dice un fragmento de ese texto – Distancia de juego es cuando simplemente estirando al máximo su pierna el jugador puede jugar (llegar) al balón. No hay una medida fija o determinada pero la capacidad del árbitro determinará cuándo un balón está en condiciones de ser jugado o si en realidad está muy lejos de quien intente hacerlo”.

El defensor Roberto Sensini, al momento de estirar su pierna hacia el balón para impedir que lo jugara el delantero Rudi Völler, estaba “a distancia de juego” y en posición reglamentaria de “obstruirlo” (la televisión lo confirmó) pero el alemán, pícaro, se zambulló y el árbitro pitó. De haber dirigido Codesal padre, no hubiera pitado, Codesal hijo sí pitó. El técnico era Carlos Bilardo, que no se quejó, ni reclamó, porque Bilardo sabe que los calaveras no chillan.

Más perlas con polvo de archivo 

Michel Platini, aquel “artista” francés que jugó su primera Copa en Argentina ‘78 y aún sabe emocionarse cuando recuerda la lluvia de papelitos, fue quien trabajó en la organización de la Copa Francia ‘98, su país. Antes de moverse el balón le preguntaron qué pensaba sobre la utilización de videos para ayudar al árbitro en su labor (FIFA había rechazado esa herramienta). “Estoy a favor —respondió Platini—, pero no de un arbitraje basado en el video. Concibo esta herramienta como una ayuda al árbitro. Por ejemplo, no creo que se pueda recurrir al video para saber si el árbitro tuvo razón al cobrar un penal, pero sí para indicarle que la pelota cruzó, o no, la línea de gol. Sí para señalarle que un gol cobrado, en realidad fue con la mano. El que decide tiene que seguir siendo el árbitro. Pero hace falta más justicia en el fútbol. El árbitro no puede verlo todo”.

Con el tiempo aparecieron cada vez más presiones para la figura arbitral, hasta que en Rusia 2018 ingresó la tecnología, con el VAR. Previo al puntapié inicial, Carlos Bilardo, opinaba, cuatro años atrás: “Está bien, mí la tecnología me gustó siempre. Si el primero que empezó a grabar imágenes del fútbol fui yo, acá. Tenía un Betamax que llevaba a la cancha, ¡lo que pesaba, era del año del pedo! Acá no conocían lo que era grabar partidos. Está bien que se ayude al árbitro y consulten la tecnología porque hay situaciones que no se ven”. Valga como dato: la única hija del entrenador, Daniela Bilardo, es abogada penalista.

Todo cambia, el fútbol, las costumbres, ¡la gente! Y algunos términos van quedando atrás. Incluso el remanido de la prensa deportiva que dice que fulano o mengano será el encargado de “impartir justicia”. 

“Lo más cerca de una justicia sería el VAR -le dice a Perycia el ex árbitro y actual empleado judicial, Jorge Díaz-, por eso el tiempo de decisión que se toma. Si la Justicia es falible con el tiempo que tiene, imaginate alguien que arbitra con segundos en la decisión”.

Los 7 jueces argentinos en Qatar

Tello y Rapallini irán acompañados por compatriotas asistentes y encargados del VAR

Fernando Rapallini

Desde muy joven se lo vio en LIFIPA, la liga infantil más vieja de la que tienen memoria afectiva los aficionados al fútbol platense. También se hizo habitué a los partidos de la Liga Amateur Platense, por un amigo que jugaba en Everton. “Fefo”, a fines de los años 90, terminó los estudios de referí y miró con esperanzas hacia el mundo de la AFA.

Antes, pasó por “pruebas”, esas que determinarán el carácter. Liga Beccar Varela, una final entre Argentino de Monte Maíz y Talleres de Etruria. Rapallini no acertó en un fallo y terminó encimado por los jugadores que lo arrinconaron sobre la boca del arco.

“Cuando iba a suspenderlo, la presión no se hizo esperar: “tenés que terminarlo como sea”, le pidieron. Fue tal vez el peor partido de su vida. A la semana siguiente Rapallini cumpliría un sueño: su presentación en un partido de Primera división.

Desde el 2014 es árbitro internacional. Tiene 44 años y cuenta con otro oficio, la construcción y diseño de piletas de natación. En 2021 jugó la Eurocopa (Ucrania-Macedonia) siendo el primer réferi sudamericano en dirigirla. Ya lleva dirigidos tres superclásicos.

Facundo Tello

El “Negro” o el “Tortu”, así le decían a este caballero de Bahía Blanca, ciudad donde aprendió a sentir el fútbol, a equivocarse y a seguir, pese a que los técnicos le inculcaban cambiar su carácter, porque “se sacaba”. Ama la camiseta de un equipo liguista, el Club Atlético Libertad de Villa Rosas, donde jugó desde infantiles a primera. Hasta que a los 23 años quiso ser referí, siguiendo la ligazón pasional al ambiente de la pelota, mientras se hacía espacio para estudiar. Recibido de maestro mayor de obra y hace tres años de ingeniero civil. Es el mayor de cuatro hermanos y de joven también practicó atletismo. Tiene dos hijas y optó seguir radicado en el sur de la Provincia.

Comenzó a dirigir en la Liga del Sur y en 2011 saltó a la AFA, dirigiendo a los 31 años un partido del Argentino A, entre Brown de Puerto Madryn y Douglas Haig. 

Desde 2019 es árbitro FIFA y recientemente dirigió Boca-Racing en la Copa de Campeones donde expulsó a diez jugadores y al DT boquense.

Juan Pablo Belatti

Se crió en La Plata, pero vive en Quilmes A la capital bonaerense llegó desde Saladillo, desde donde vino con su papá referí, que había llegado a compartir cancha en el Club Argentino junto al Vasco Olarticoechea (campeón mundial de México ‘86 y subcampeón en Italia ‘90).

La llegada a La Plata tiene motivos laborales, cuando la familia tuvo que optar por un cambio en el rubro ferroviario. El destino elegido fue Tolosa, donde Juan Pablo descubrió el potrero. 

Ser referí se le dio por un camino que supo abrir su papá, quien fue director de la Asociación Argentina de Árbitros (AAA) filial La Plata, donde hizo el curso en una sala que le dieron donde está la CGT, en calle 36 entre 2 y 3.

De allí salió hacia la primera jornada, en la cancha chica de Toronto City (barrio Las Quintas de La Plata) siendo juez de línea en un campeonato del gremio de los Pasteleros. El debut en cancha grande fue en Villa Montoro, siendo asistente de su papá en un torneo del Ministerio de Salud de la Provincia.

Hasta llegar a la AFA, tenía que pasar por experiencia de Liga y fue la Chascomunense el banco de pruebas, debutando en 2004 en el Club General Belgrano.

En 2006 tuvo la primera prueba fuerte, en la final de la B Metro, Los Andes-Italiano, siendo asistente de Gabriel Guillaume (banderín solferino Belatti y banderín amarillo Jorge Díaz ,otro platense).

En 2018 llegó a la designación en un Mundial, y allá fue a cumplir el sueño mayor, siendo parte de la terna argentina que jugó la final. Ese día, su papá tenía que dirigir un partido, en la Liga de Lobos. El hombre que le había guiado por el fútbol desde siempre, cumplió con su partido amateur a la misma hora que Francia-Croacia, en Moscú, eran vistos por los ojos del mundo, con Juan Pablo pegado a una de las rayas del campo de juego. Comentó don Luis, que cuando terminó su partido, llegó a una estación de servicio que está a seis cuadras y vio cómo le entregaban las medallas a los jugadores y a los árbitros, a su propio hijo.

Mauro Vigliano

Será su segundo Mundial consecutivo en carácter de operador del VAR. Es acaso el más conocido por su trayectoria en el fútbol grande de la AFA, y porque su papá Jorge dejó bien alto el apellido por ser también referí, en la generación de los Lamolina y Loustau (cuyos hijos también siguieron el oficio).

Futbolero, de buen porte físico, no dudó en seguir el camino arbitral de su progenitor, que en La Plata tenía una escuela, la que aún perdura pese a la muerte del fundador: Escuela Superior Platense de Arbitros (ESPA). Desde este lugar salieron varios árbitros a la AFA, previo paso por un torneo de chicos que tenía a cargo la escuela: LIFIPA, una liga de la cancha chica, de dimensiones para 7 jugadores de 5 a 13 años.

Cuando ingresó a la AFA, como todos, lo hizo como “clase 5”, teniendo designaciones en el fútbol infantil, juez de línea de Primera C y Primera, inferiores de dichas divisionales, fútbol femenino y futsal. Mauro debutó en cancha grande en Berisso, el predio El Bosquecito, donde llevó el silbato en un partido entre Gimnasia y Temperley (ese día, su papá y su mentor estuvo viéndolo detrás del alambrado).

Su primera experiencia como árbitro principal en la AFA fue la Primera B Metro, nada menos que en un clásico Dock Sud y San Telmo, y en la reserva de Primera A, durante un Racing-Ferro en el 2000.

En enero de 2013, a sus 38 años, obtuvo la distinción internacional. Nunca pudo dirigir a los clubes de la ciudad donde nació, Estudiantes y Gimnasia. 

Diego Bonfá

Nació en 1977, en Isidro Casanova, La Matanza. En su casa y en compañía de un abuelo empezó a recibir consejos sobre el desempeño del árbitro. A los doce años, mientras jugaba, se fijaba en el rol del hombre del silbato. Y de allí no dejó pasar tanto tiempo para hacer el curso en la Asociación Argentina de Árbitros (AAA).

Desde 2009 fue asistente en Primera División, y tampoco pasó mucho tiempo para llegar a la categoría de internacional. A los seis meses lo nombraron para la Copa América de Argentina.

Entre otros logros profesionales cuenta el Mundial Sub 17 de Emiratos Árabes, el Mundial Sub 20 de Polonia y un partido de Eliminatorias Brasil-Uruguay en 2018.

Una anécdota que todavía está fresca, en la final 2022 de la Copa Liga Profesional, Boca y Tigre: Darío Benedetto, que había convertido el 1 a 0, hizo estallar a la multitud xeneize en el estadio de Córdoba, pero el juez de línea Bonfá levantó la bandera por considerar offside, situación que obligó al VAR (a cargo de Vigliano) a revisar la jugada. Al chequearse, se comprobó que el adelantamiento era milimétrico y entonces se produjo un festejo pocas veces visto de los árbitros: el principal Darío Herrera metió puño apretado y felicitó a Bonfá, quien a su vez señaló al cielo.

Ezequiel Brailovsky

Nacido en 1979 en el seno de un hogar de dos personalidades destacadas del medio

ambientalismo: su padre fue el escritor Antonio Brailovsky, convencional constituyente de la Ciudad de Buenos Aires, que introdujo los temas ambientales en los artículos 26 a 30, y su mamá, Dina Foguelman, escritora e investigadora especializada en temas de ecología.

Ezequiel fue internacional en 2013 y dos años después tuvo su experiencia en el Sudamericano Sub 20 de Uruguay (junto a Mauro Vigliano).

Otro particular partido en la vida de Ezequiel: El 30 de octubre de 2017 fue parte de la terna en Olimpo-Defensa y Justicia, cuando Gisela Trucco, a los 29 años, fue la primera mujer en un partido de la historia de Primera división de la AFA. Aquella tarde la terna fue Rapallini, asistente 1 Brailovsky, asistente 2 Trucco.

Gabriel Chade

Nació en Chilecito, provincia de La Rioja, en 1980.

Cuando confirmó que lo designaron para Qatar, al principio no lo creyó. “Miré dos veces los mensajes porque creí que era un error”. La noticia lo encontró en un micro, viajando para dirigir. “A medida que entraron varios mensajes ya no me quedaron dudas y terminé lagrimeando. Ir a un Mundial es el sueño para todo futbolero”.

Así lo ven sus colegas, como el platense Rodrigo Lezana (hoy dedicado a la venta de artículos exclusivos para el árbitro). “Lo conozco a Chade y recuerdo que viajaba de La Rioja a Buenos Aires para hacer los cursos. Hoy La Rioja debe estar muy contenta porque la provincia no tiene equipos compitiendo en Primera A, Nacional B ni el Federal A”.

Empezó internacionalmente en 2016, dirigiendo partidos de Copa Libertadores, Sudamericana, Eliminatorias, además de conformar ternas en la Liga Profesional.