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Géneros

8M- Mujeres trabajadoras

Ahora que sí nos ven

El Paro Internacional de Mujeres se organizó en 2017 en redes sociales, y desde entonces convoca a parar a mujeres y disidencias en reclamo de demandas históricas de la agenda del movimiento feminista, referidas a la brecha salarial de género y el trabajo doméstico no remunerado, resumidas en consignas como : “igual trabajo, igual remuneración”, “nosotras paramos” y “nosotras movemos el mundo”. Esta vez, Perycia retrata a mujeres en trabajos históricamente masculinizados, como una forma de legitimar el avance de las mujeres en ámbitos laborales en los que fueron excluidas o invisibilizadas.

Por: Textos: Anita Aliberti
Foto: Vanina De Acetis
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Bibiana Zelante (albañila)

Bibi tiene 27 años y es albañila, oficio que heredó de su papá. Nació en Ensenada, pero ahora se está construyendo su casa en Berisso. Levantó también la casa de su papá, “vos dame un terreno baldío que yo te hago una casa”, dice. Y el tono es de broma, pero es posible: sabe de albañilería, de pintura, de plomería y de electricidad. Se dedica a la construcción desde 2018, y logró en los últimos años hacer una sociedad con otro albañil y construir una Pyme. “Somos una empresa chiquita, familiar”, dice. Aunque el comienzo no fue fácil, “me han discriminado, no me han dejado trabajar, me han maltratado”, cuenta. “Me decían: ‘qué vas a levantar vos una pared, si sos mujer’”. Por suerte tenía otros oficios a los que recurrir para darle de comer a su hijo Ian, de 8, también es cocinera, y con eso tiró hasta que se estableció en la profesión.

Bibi nota que en los últimos años, algo cambió: “Nos juzgan menos. Nos dejan trabajar un poco más. El otro día veía en la tele que no soy la única mujer albañil, que hay otras, electricista, plomera, hasta mecánica. Pero que yo conozca, acá, no hay más”.
Sobre el final, antes de despedirse, agradece a Perycia por la entrevista.”Esto me fortalece un poco más como mujer”.

Emilia “Pali” Oldrino (directora de fotografía)

Emilia tiene 32, vive en La Plata y es directora de fotografía de cine. “Así como la ves, ella es de foto”: de esa manera la presentaban entre varones, en sus primeros laburos. “En el área de foto hay mujeres pero en el escalafón más bajo, lo difícil es escalar”. A Emilia la conocen como “Pali” y comenzó a trabajar en cine en 2015, mientras cursaba su segundo año en la Escuela Nacional de Experimentación (ENERC). En su promoción eran 25 mujeres, 5 varones, una proporción que se repite año a año. Sin embargo, cuando se recibieron, no veía a sus compañeras en acción. ‘¿Por qué no están todas laburando?’, se preguntaba Pali. “Mis compañeros varones no tuvieron dificultades para conseguir empleo, incluso en grandes productoras”.

Fue por eso que, en 2018, lo hizo “consciente”. “Me dije: ‘si no abro un poco el juego para que otras pibas empiecen a participar de rodajes, si no somos nosotras las que activamos, no podemos esperar que los chabones lo hagan”. Hizo un posteo en Facebook convocando a mujeres para sumarse a un proyecto que se iba a grabar ese año, y le estalló el chat de mensajes. “Muchísimas de las pibas que escribieron querían participar pero no tenían experiencia”. Por un momento, Pali dudó. Estaba en juego su laburo. Sin embargo, siguió adelante: “Dos de las pibas que participaron de ese rodaje hoy forman parte de mi equipo de confianza”.

Dos años después, durante la pandemia, la Colectiva Audiovisual Feminista (CAF) una orga que se formó, entre otras cosas, para luchar por cupo laboral de mujeres y disidencias en el cine, organizó un “cafecito audiovisual” por zoom. La idea era llevar proyectos en los que estuvieran trabajando para debatir, abrirse a sugerencias, un espacio de intercambio de saberes. Pero constituyeron, sobre todo, una agenda. “Cuando se reactivó el laburo, fue como ‘che, de las chicas de cafecito, quiénes estaban en foto, quiénes eran de cámara y empezar a llamar”. 

Pali cuenta que en general, el poder en el mundo del cine es verticalista. El año pasado la convocaron para trabajar con un director reconocido y la condición era: “todo lo que nos pida este tipo, le decimos que sí. Salvo que sea una situación de abuso”. “Cuando te vas formando, te preguntás qué directora de fotografía quiero ser. Alguien a quien le interesa su equipo, el aporte colectivo, o la que se lleva puesto todo”.

Mercedes Carlini (Detodistas)

Mechi tiene 35 y 8 meses de embarazo. Es una de las “Detodistas”, una empresa que formó junto a su socia Naty en 2019 y que se dedica a reparaciones domésticas: cambiar una canilla, arreglar una persiana, pintura, jardinería. “Con Naty nos conocíamos pero no éramos tan cercanas. Nos cruzamos en lo de una amiga en común que se estaba mudando y nos pusimos a hacerle un poco de todo en el departamento, colocamos un estante, arreglamos el placard, conectamos el lavarropas”, cuenta Mechi. Mientras trabajaban, se preguntaban a quién llaman las personas cuando no saben hacer ese tipo de trabajos. “Y medio que nos empezamos a meter fichas mutuamente”. Medio en broma, hablaron de montar una empresa. Naty le comentó que su compañera era buena con el marketing, que ella iba a saber si podía funcionar. “Ahí nomás la llamó, dijo que le parecía bien, nos armó un flyer y arrancamos”.

Dice Mechi que no imaginaban que fueran a tener tanta demanda. Las dos hacían otras actividades, Mechi es geóloga, profesora de la Facultad de Ciencias Naturales de La Plata y futbolista profesional de la Primera División de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Naty es profe de educación física y en ese momento tenía su propio gimnasio. Sin embargo, la nueva empresa les copó tanto que relegaron un poco sus otras actividades.“Al poco tiempo de empezar nos explotaba el WhatsApp, no dábamos abasto. Ahí nos dimos cuenta de que había una necesidad, sobre todo de las mujeres”.

No es fácil moverse en mundos masculinizados. Para las clientas, “está esto de menospreciar la capacidad de las mujeres, tipo ‘te voy a decir cualquier cosa total te voy a convencer porque sos mina’”. Para las trabajadoras, menospreciar su conocimiento. “En ferreterías me han dicho, ‘a ver, nena, ¿Qué te mandaron a comprar?’”. “Ok —pensaba Mechi— no me voy a poner en ese nivel, soy una contra el universo”.