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Tercer Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Personas en Situación de Calle

«La calle no es un lugar para vivir ni para morir»

Desde México hasta Chile, los testimonios de quienes sobreviven sin techo, sin trabajo, sin ser mirados ni por quienes caminan a su lado. Frente a Estados ausentes y candidatos que prometen más persecución, desde el lunes discuten e intercambian experiencias para impulsar políticas públicas que les contemplen. La actividad concluirá mañana jueves con un frazadazo en Plaza de Mayo.

Por: Martina Kaniuka
Foto: Gentileza/ prensa de la Legislatura porteña
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El pasado martes, a las nueve de la mañana y en plena City porteña, quienes ven a las instituciones que se dicen públicas actuar como privadas prohibiéndoles el ingreso estuvieron dentro. Tomaron el micrófono dentro de la Legislatura Porteña que dice representarlos mientras con las demás instituciones se los olvida en estadísticas y los usa de chivo expiatorio como lema de campaña. Alzaron la voz y quienes los ven sin contarlos, tendrán que escucharlos.

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Mariela cuenta con voz dulce a los representantes de las organizaciones, a las funcionarias que participan del Tercer Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Personas en Situación de Calle y a otras personas que, como ella, habitan la calle, que la patean cuando entra a refugiarse en un cajero automático, que un policía la quiso abusar, que la quiso entrar en el auto con la excusa de llevarla a un lugar para bañarse. “Estamos en peligro, no somos peligrosos”, concluye. “Por determinadas cuestiones económicas estuve y estoy en situación de calle, sinceramente somos seres vulnerados que merecemos los mismos derechos de cualquier ser humano: techo, trabajo, obra social, cosas dignas. Visibilizarnos para que seamos considerados como personas. Nuestra situación económica no difiere de la de quiénes somos. Somos únicos e importantes”, dice.

Se calcula que un 19% de la población que vive en situación de calle son mujeres y un 1% a personas trans o travestis. De los 44 Centros de Inclusión Social que existen en la Ciudad, sólo dos contemplan albergar a mujeres con sus hijos y otros dos —Casa Aminí y Hogar Frida— a travestis y trans. 

David es estudiante del Centro Educativo Isauro Arancibia, que ya tiene ganadas unas cuantas batallas a los intentos de desmantelamiento de la gestión del PRO en el Gobierno de la Ciudad. Desde 1998 vive en Plaza Constitución, hace ya 25 años. La calle le sacó a sus hijos. Es adicto y lucha contra eso. David no lee, él escribe demasiado. Cuenta que la calle está llena de artistas y que hay que apoyar a los docentes y a la escuela pública, porque es el único lugar que nos va a sacar adelante. “La calle nos está sacando derechos. Pedimos que se cumplan nuestros derechos como seres humanos”.

En cuanto a las adicciones, la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) estableció una Guía de cuidado y acompañamiento para personas en situación de calle que atraviesan consumos problemáticos y existen programas de asistencia englobados en la línea de contención *141. Sin embargo, sin la certeza de un techo ni la certidumbre de una rutina, sin las necesidades básicas garantizadas, no es suficiente: si la población que tiene techo desarrolla adicciones, ¿cómo pretender que quienes viven en la intemperie no lo hagan?   

El micrófono circula

Ahora es el turno de Mario que llegó desde Mendoza, y hace 12 años vive en situación de calle. Reconoce que le dieron una mano desde Puentes, una organización que lo ayuda para ir aprendiendo, mejorando, pero cuenta también que ha tenido amigos que han muerto de sobredosis y es algo muy triste: “hay que sobrevivir, es muy difícil. Ojalá que podamos mejorar la situación de la calle para el varón y para la mujer, porque la mujer lo sufre más que el varón”. 

Facundo toma la palabra e imita el comercial de Fantoche. Entre risas, admite: “soy un talento desperdiciado de la calle, hago modulación, expresión” y dispara su hoja de vida. Aunque es cocinero, trabaja como trapito porque pagan mejor. Vive en Lomas de Zamora, está hace casi siete años en situación de calle en el Conurbano. Duerme en un cajero de Banco Galicia, atrás de un supermercado Coto. Es bipolar, toma medicación, estuvo en cana, y está afectado por un consumo problemático, una separación, “por mujeriego quedé en la calle de nuevo, dice.

Pero las historias de Mario, David, Mariela y Facundo, no son casos aislados, inventados para una propaganda electoral. Como ellxs, durante las jornadas —que comenzaron el lunes 26 en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA— son muchxs los que deciden compartir su realidad. Trayectorias, vivencias, recuerdos y caminos diferentes atravesados por el mismo dolor de saberse sin techo, ni horizonte. 

Censos dispares

“Estar en situación de calle es muy riesgoso: una puede ser acosada, no tener comida, el cambio climático nos afecta los pulmones. Los requisitos para acceder a una vivienda son muchos. El gobierno no toma conciencia de nuestros problemas. Acceder a alimento, vestimenta, desgaste mental y físico imposibles de sostener, todo cuesta tan caro que es imposible. Más sueldo, más dinero, de dónde va a poder sacar uno para poder alquilar”, comparte Verónica, que vive en Retiro.

Según el Censo Nacional realizado en mayo del año pasado, la población que vive en la vía pública en toda la Argentina es de 2.962 personas. Número bastante menor al arrojado por el Censo Popular de Personas en Situación de Calle realizado por segunda vez en Capital Federal por más de cincuenta organizaciones, en 2019. Según este censo, entonces eran 5412 las personas en situación de calle que vivían a la intemperie. 

No incluían en esa cifra a aquellas que paraban en refugios o dormían en salas de hospitales públicos, veredas, cajeros automáticos, puentes y autopistas, con cuya incorporación el número asciende a 7251, según confirmó el Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Las políticas públicas están (sólo) escritas”

“Argentina es uno de los pocos países en el mundo y en la región con leyes específicas sobre situación de calle, pero poco ha cambiado desde su sanción: la gente sigue estando en la calle y cada vez se ve más, lamentablemente”, aseguró en un comunicado Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, organización cooperativa que brinda contención y asistencia a personas en situación de calle que organizó este tercer Encuentro.  Los dos anteriores tuvieron sede en Chile y, este año, con las actividades promovidas por Proyecto 7, el Programa de Justicia y Derechos Humanos Escuela Idaes-Unsam, No seas pavote, Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Somos Barrio de Pie, Isauro Arancibia, Red Puentes y Hecho en Buenos Aires, entre otras organizaciones, tiene sede en nuestro país.

De la legislación argentina, la ley 27654 que se aprobó en 2021 y obliga al Poder Ejecutivo a desarrollar una “política pública integral, coherente y de alcance nacional” y a gestionar una Red Nacional de Centros de Integración Social para dar atención las 24 horas, los 365 días del año —incluyendo alojamiento, alimentación e higiene— fue reglamentada recién este año, después de que una beba de tres meses, que vivía con su familia en situación de calle, murió frente a la Casa Rosada.

En Capital Federal, con una población de 3 millones de personas, según un informe de la Defensoría del Pueblo y del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico y Social Urbano (CEDESU) –  son 200 mil las viviendas ociosas, para los propietarios y quienes puedan acceder a una garantía de alquiler, habrá exenciones impositivas y facilidades. Para quienes cargan con la dignidad de lo puesto y las necesidades básicas insatisfechas, habrá otra vez palos, persecución y más indiferencia. Jorge Macri, candidato por el PRO con mayor intención de voto para Jefe de Gobierno de la Ciudad,  anunció que sería impiadoso con quienes creen que “los cajeros automáticos son monoambientes”. 

Frente a ese tipo de declaraciones que pueden transformarse en políticas públicas, desde el lunes 26, reunidos en comisiones temáticas, miembros de organizaciones locales y personas que (sobre)viven la calle piensan soluciones a las consecuencias que, a la velocidad del crecimiento de la desigualdad y la indiferencia social, siembran en las rúas, aceras y calles, sin distinguir fronteras. Consecuencias que tienen nombre y apellido y que, subregistrados por el censo, empuñan un micrófono en una institución, la Legislatura porteña, erigida por leyes que, a la hora de contarlos, encuentra la forma de hacer trampa.

Sin fronteras

Uruguay, México, Chile, Brasil, Ecuador, y Guatemala, desde el streaming, se hicieron presentes para dar cuenta de las herramientas que, en cada rincón de su tierra, cuentan para defenderse. En torno a cinco grandes ejes  —diseño y gestión de centros de integración; inquilinatos y desalojos; política pública; acceso a la salud y violencia institucional—  con la presencia de las legisladoras del ex Frente de Todos devenido Unión por la Patria Cecilia Segura Rattagan y Laura Velasco (únicas funcionarias que aceptaron sumarse al encuentro) en la Legislatura resuenan los ecos filosos de un mismo reclamo. 

La salud mental, el consumo problemático, los desalojos, la emergencia habitacional, las viviendas ociosas, el proceso de inquilinización de la población, la criminalización de la situación de calle por parte de la policía, la concentración de la propiedad, las migraciones, los subsidios habitacionales y los condicionamientos y requisitos impuesto para mantenerlos, la deuda en materia de políticas de inclusión para el colectivo LGTBI+ y el subregistro de quienes habitan los márgenes son los temas en agenda.  

La situación y el riesgo de situación de calle, con más del 60 % de la población infantil de nuestro país bajo la línea de pobreza, son una triste postal cotidiana. Algo parecido ocurre en los países latinoamericanos que participan del encuentro, a través de los catorce representantes enviados desde las organizaciones creadas en torno a la problemática. 

“El papel aguanta mucho y las políticas públicas están escritas en papel por personas que están detrás de una computadora. Quienes escriben la política no están en el terreno y no están en la calle”. Isabel es quien tiene la palabra. En su Chile natal, después de “farrearse la nueva constitución” y seguir con la vieja pinochetista, calcula que son cerca de cuarenta mil las almas que están en situación de calle. Y como en las épocas negras de la dictadura, reconoce, “estamos atados de mano, círculos de vidas y muertes indignas. Morir en Chile significa fosas comunes, porque los cuerpos son entregados como NN porque no tienen familiares”.  

Uruguay sí los nombra y tiene hasta un día calendario, el 19 de agosto, para “recordar” a las personas en situación de calle, como quien recuerda una fecha patria. El Estado, que reconoció la problemática y comenzó a trabajar en políticas hace muy poco tiempo y les asegura, como contará Sonia, un plato de comida, vestimenta, un lugar calentito que no es el tuyo, les garantiza también el perder su libertad: están condicionados a obedecer ciertas normas para no perder el lugar en los centros.

Habitar la calle en México, Brasil y Ecuador

En México el reconocimiento es dialéctico y pasa por cambiarle el nombre a las instituciones encargadas de garantizar los derechos de las personas en situación de calle: Jennifer denuncia el subregistro, la persecución y la criminalización de quienes intentan ganarse la vida con la venta ambulante. La preocupación estatal por quienes duermen en El Zócalo, también tiene un trágico hito fundante: Hermelinda e Irving tuvieron que morir para que el gobierno contemplara —con más de mil muertes de personas en situación de calle en menos de un año— incluirlos en el Protocolo del artículo 11 de la Constitución provincial de Ciudad de México, como “población vulnerable” junto con poblaciones tan disímiles entre sí como migrantes, pueblos originarios y otros grupos con los que sólo tienen en común el ser víctimas del mismo sistema excluyente que no concibe soluciones por fuera del asistencialismo para quienes no reconoce como productivos en términos capitalistas.

Algo parecido, apunta Nubia, ocurre en Ecuador: la situación de calle es incluida conjuntamente con las migraciones que llegan desde Venezuela. No existe una legislación nacional con carácter de constitucional. Lo que existe es una ordenanza municipal en Quito, a pesar de que cada vez se ven más personas habitando la calle. Hay familias enteras durmiendo en las avenidas, en el segundo país con desnutrición en la primera infancia, otro de los graneros del mundo.

Luciana, desde Brasil, nos cuenta que la visibilidad del tema en el gigante latinoamericano ocurrió cuando la policía disparó a quince personas en situación de calle, matando a seis e hiriendo a nueve, en la Ciudad de San Pablo. Ocurrió en 2004. Todavía, más allá de un decreto que garantiza refugio y abrigo, que no tiene peso de ley, continúan peleando por la autonomía y el acceso a la justicia, que no está garantizado desde las instituciones, para quienes tienen sus derechos más vulnerados.

“Nada para nosotros, sin nosotros”

La frase pertenece a Luciana, abogada y activista brasileña y bien podría resumir el espíritu de este Tercer Encuentro, que hoy miércoles tendrá su tercera jornada en el ex ESMA, y actual Museo y Sitio de Memoria.

La problemática que padecen quienes viven en situación y en riesgo de situación de calle, se replica en toda la región. Frente al aumento de las personas que se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad económica, no existe un abordaje integral: no hay políticas que aborden correctamente a la familia o las niñeces, las políticas existentes disgregan y son regresivas. No existe contención a nivel de salud mental y de consumo problemático. Se han desmantelado las políticas de contención e inclusión que posibilitan pensar en la concreción de herramientas para poder salir de la situación.

La calle no es un lugar para vivir —ni para morir— y tal vez sólo quienes hayan tenido que padecer las inclemencias del tiempo y la insensibilidad de la sociedad que les da la espalda y que actúa como si no los viera, puedan escribir las leyes que los escuchen y contemplen. Mientras tanto, aunque todavía haya quienes insisten en no contarlos, este Tercer Encuentro volvió a empoderarlos, subiéndolos al ring para dar pelea, alzar la voz antes para anticipar un cross y ganarle el knock out a la ola polar venidera y a las instituciones insensibles.

EL FRAZADAZO
Mañana 29/06, la última jornada los encontrará marchando en el Frazadazo a las 17 en Plaza de Mayo, en CABA, donde funcionarios con sueldos de seis cifras le dan la espalda a las ranchadas a la hora de votar. Después de mancomunar experiencias y escribir estrategias e ideas para delinear un mejor futuro, una Olla popular y un Festival musical, los esperará con la certeza que los unió desde un principio: la calle no es un lugar para vivir ni para morir.

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