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Crónicas de la Justicia

Acceso y garantías

Feria, la Justicia en pausa

Abogados y abogadas penalistas y laboralistas explican su posición frente a la feria judicial, ponen en discusión la pausa estructural de 45 días y advierten sobre efectos perjudiciales en el acceso a la justicia y los derechos. 

Por: Mariana Sidoti Gigli
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Publicada el 16/1/2025

Este enero, como todos los años desde 1952, el poder judicial está de feria. Durante todo el mes y 15 días en julio, se suspende la actividad judicial con guardias excepcionales, lo que muchas veces genera dilaciones en los procesos y en el acceso a la justicia tanto de víctimas como de acusados, procesados y condenados.

En Perycia consultamos a abogados y abogadas penalistas y laboralistas para que nos cuenten qué piensan del receso judicial y por qué.

Ignacio Fernández Camillo

Prosecretario y Director de Litigio Estratégico de la Asociación de Penalistas Litigantes Independientes (APLI)

En esencia es muy difícil estar a favor de la feria judicial: es una figura feudal, que restringe el acceso a derechos 45 días al año. Nadie puede pensar en cortar un servicio público, ¿bajo pretexto de qué? ¿de las vacaciones? ¿En que organismo o empresa que brinde un servicio esencial se puede pensar en algo así?

Con agendas de juicio para 2027/2028, durante este periodo no se hacen juicios, salvo excepciones, ¿quién explica esto de un modo que la ciudadanía no se sienta ofendida? Se suele decir que para las personas privadas de la libertad no existe la feria y que serán abordados sus situaciones, pero es una falacia teórica, porque en la realidad, solo genera una incomodidad la presentación de un cese o una excarcelación, y su rechazo es automático, además de que difícilmente esté el Juez o la Jueza que entiende en el caso, y si está no está el despachante que lleva el caso, se corre la misma suerte.

Sin embargo, la Feria en la práctica profesional es la oportunidad que tenemos quienes litigamos de tener un tiempo en que no seremos compelidos con situaciones irrazonables (a veces se toman quizás seis meses en una resolución, y pretenden que uno la recurra en unos días). Es la previsibilidad que el laburante litigante del derecho no tiene, en un sistema que sólo tiende a restringir derechos, más allá de la casuística.

Es, además, la pausa obligada que permite construir a quienes buscamos que esto realmente sea refundado, construir un litigio estratégico para darle valor a lo que hacemos.

Ilustración de Juan Bértola para Perycia (2020).

Gastón Valente

Presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas Platenses

Obviamente no puedo estar a favor de la feria judicial. Yo sé que es una prerrogativa prehistórica que tiene un cierto sector de la administración de justicia, que viene de la Edad Media y que lo ha mantenido durante años. Es un privilegio, básicamente, que nos afecta a los y las abogadas que ejercemos la profesión libremente porque la actividad se interrumpe y bueno, también eso interrumpe nuestros ingresos.

Mientras un sector del Poder Judicial tiene interrumpida su actividad con los ingresos pagos, nosotros los que vivimos de la profesión, vemos interrumpida la actividad y no cobramos nada, básicamente. Eso desde el punto de vista profesional liberal es un problema.

Se podría argumentar que es equiparable a las vacaciones, que es un derecho que tienen todos los y las trabajadoras y con lo cual es idóneo que en un determinado momento del año se interrumpa la actividad para que todo este personal pueda acceder a este derecho de vacacionar; muchos de los que están en la justicia son laburantes. Ahora, la pregunta es por qué en el resto de las actividades no se interrumpe la actividad y las vacaciones van rotando, la actividad no se interrumpe y aquí sí. Si bien es real que en el Poder Judicial hay juzgados de turno, lo cierto es que por ejemplo en lo que hace al fuero Laboral hay una interrupción abrupta del servicio de justicia, siendo que es una tutela judicial efectiva, continua y hay muchas personas que dependen de cobros, de sumas alimentarias, que se ven interrumpidas por la feria judicial.

Yo sería partidario de debatir no solo la eliminación de la feria, sino también el aumento de las jornadas de atención; esto sin desmedro de los derechos de quienes laburan en la Justicia (ése sería un punto a tener en cuenta). Y no desconozco que aquellos que ejercemos la profesión liberal en forma más artesanal, nos veríamos afectados si no hubiera feria. ¿Por qué digo esto? Porque el abogado que trabaja solo, que no tiene una estructura -no es mi caso, yo trabajo en una estructura y podría suplir mi actividad con otro colega- aprovechan en la feria judicial para tomarse las vacaciones. Entonces, si eliminamos la feria judicial, este abogado artesanal se vería complicado porque los plazos le seguirían corriendo. Este es un problema que también tienen las colegas que están embarazadas y tienen plazos que siguen corriendo, y no pueden tomar una licencia por embarazo; o de personas que están enfermas y tienen que seguir yendo a trabajar igual.

Ilustración de Juan Bértola para Perycia (2020).

Son otros debates que hay que dar con respecto a la profesión liberal cuando es ejercida en forma más artesanal. Los grandes estudios jurídicos estarían aplaudiendo eliminar la feria judicial porque ellos no tendrían ningún tipo de problema en dejar siempre algún profesional de guardia para cubrir los plazos que continúan corriendo. Pero bueno, en líneas generales es un privilegio medieval que mantiene un sector del Estado, en este caso la Justicia; como también hay otro, por ejemplo la jubilación especial, que la siguen manteniendo.

Hay mucho que hay que debatir sobre este sector de la Justicia sin caer en un desmedro de los derechos de las personas que trabajan en la justicia.

Pero como profesionales liberales, estamos muy influenciados en lo que pasa del otro lado demostrador, como decimos. Si funciona la justicia nosotros podemos mantener nuestra actividad. Si se interrumpe, nosotros vemos interrumpidos también nuestros ingresos.

Damián Barbosa

Abogado y presidente de la Asociación de Penalistas Litigantes Independientes (APLI)

Como abogado litigante independiente, estoy en contra de la feria judicial. En primer lugar porque es una institución anacrónica. Y en segundo lugar porque lo que hace es agravar aún más la desorganización y las enormes falencias que tiene el sistema de administración de justicia. Sabemos que hay faltantes de magistrados, magistradas, jueces, juezas, empleados y empleadas judiciales y esa crisis cotidiana que padecen los judiciales y todos los que intervenimos de una forma u otra en el sistema se ve totalmente agravada durante estos recesos, tanto el de verano como el de invierno. Lo que hace en definitiva es agravar el caos reinante durante todo el año; ese es el mayor motivo por el cual estoy en contra y considero que se tendría que terminar con esa institución tan anacrónica que denota un privilegio enorme para un sector muy específico de uno de los tres poderes del Estado.

Para quienes ejercemos la profesión libre, si tratamos de buscar algún aspecto bueno, ya sea a nivel descanso estratégico o laboral, lo que nos permite es un cierto alivio, ya que durante el resto del año no se nos tiene muy en cuenta a los abogados particulares. El ejemplo más claro tiene que ver con las agendas que arman las secretarías que tienen a su cargo el seguimiento de las distintas audiencias. En las distintas agendas se pone que tal día un juzgado, un tribunal o una fiscalía específica y una defensoría oficial lo tienen ocupado, de tal día a tal horario. Y obviamente se hace de todo lo necesario para no superponer las audiencias. En cambio, las agendas de los abogados particulares no son contempladas. Nosotros no figuramos en ese seguimiento administrativo u organización de las audiencias. Así que no se nos tiene en cuenta, se nos superponen distintas audiencias que podemos tener en diversos departamentos judiciales o en distintas provincias -quienes tenemos más de una matrícula para ejercer- y realmente no se nos tiene en cuenta. En muchos casos hasta se amenaza a los abogados y abogadas con apartarlos del caso por no concurrir a una audiencia o por plantear que se les superpone con otra, así que en ese punto la feria judicial para quienes ejercemos la proyección libre es una especie de alivio, aliciente o una tregua, si se quiere, a estas agendas que nos sobrecargan y en las que no somos tenidos en cuenta.

Uno se manifiesta en contra de la ferea judicial, no de forma caprichosa, sino porque atenta directamente contra el acceso a la justicia, contra la tutela judicial efectiva, la cual tiene que ser permanente, y contra el derecho al plazo razonable. Estamos en un contexto muy grave, sobre todo en el ámbito penal, pero en los demás fueros también trabajadores y trabajadoras que tienen que esperar años para que se les signen las audiencias, para tener la posibilidad de lograr una indemnización justa por el tiempo que han trabajado, por los juicios laborales; personas que transitan un proceso penal también esperando años para que se celebren sus juicios orales; víctimas que tambi tienen que esperar mucho a para conocer qué pasó con sus seres queridos en los casos de los delitos más graves, con ellos mismos en los casos en que son víctimas directas. Es un contexto muy complicado el de la administración de Justicia. Y la Feria Judicial lo que hace es agravar aún más esos plazos que están totalmente alejados de lo razonable. El Departamento Judicial de La Plata, sin ir más lejos, tiene una agenda muy lejana para los juicios orales. Es uno de los peores departamentos judiciales respecto a los plazos que hay para la designación de los juicios orales y públicos, así que se frena prácticamente todo. Quedan guardias muy mínimas y realmente estos derechos esenciales en juego hacen que siempre se tenga que plantear y repensar la necesidad de abolir esta institución tan anacrónica.

Ilustración de Juan Bértola para Perycia (2020).

Respecto al descanso de los abogados y las abogadas, creo que ahí los colegios profesionales de la abogacía tendrían que representar nuestros intereses de otra manera y articular todas las acciones necesarias para que no solo nuestros descansos sino también cuestiones básicas de nuestra vida cotidiana sean respetadas por los órganos jurisdiccionales, los cuales, como bien decía, ni siquiera nos contemplan en las agendas de las distintas audiencias que se celebran. No se tiene en cuenta un montón de cuestiones. No se tiene en cuenta muchas veces hasta alguna actividad académica, viajes que uno ya tiene programados: se hacen los planteos ante los organismos jurisdiccionales y las respuestas son negativas, no quieren contemplar que los abogados también tenemos una vida y quizás padecimientos como cualquier otra persona y cualquier otro trabajador. Así que prácticamente nos obligan a sumar a algún otro colega o a apartarnos de la causa. Así de sencillo. En ese sentido, repito, creo que los Colegios creo que tendrían que plantarse de otra manera y articular todas las acciones necesarias para que podamos trabajar con dignidad. Lo cual en sí mismo es el origen para el que se crearon los colegios, ¿no? Para que se respeten nuestros derechos más básicos en el marco del ejercicio profesional. Pero bueno, es una asignatura pendiente y nunca se pierden las esperanzas de que nuestros colegios nos puedan representar y nos podamos sentir orgullosos de ellos. Si estas cuestiones no se plantean de forma colectiva, tenemos que de forma individual liberar ciertas batallas en las cuales quedamos en una clara desventaja en muchísimos casos.

Sofía Caravelos

Abogada penalista y socia fundadora de CW Abogadas

Cómo abogada penalista, diría que la feria judicial no resulta ser un descanso pleno, dado que las fiscalías y comisarías siguen trabajando, amén de las autoridades de turno. Por ende, quedamos a merced de la organización de cada fiscalía y comisaría que, en feria, pueden disponer audiencias y procedimientos.

Los órganos de juicio y las alzadas son las que entran de feria, garantizando un servicio de guardia. El descanso de los trabajadores judiciales y el de los abogados es un derecho, pero en el caso de los penalistas, no se puede concretar de manera plena.

Tendría que haber un sistema que permita informar los días de descanso para que sean respetados por las fiscalías que no están de turno. En el ámbito penal, todo es urgente. En especial el tratamiento de la alzada de las detenciones. En definitiva, el sistema de feria no está adaptado al ámbito penal.