En Perycia hacemos Periodismo sobre Justicia. Pero nunca -nunca-, dejamos de contar una historia.
Desconfiamos de algo que muchas veces se da por cierto: que la noticia judicial ocurre en un juzgado o en el edificio de Tribunales. La minoría de las veces, la noticia judicial ocurre en un despacho o en los edificios de Tribunales.
La mayor parte de las veces, “lo judicial” ocurre en los territorios, que pueden ser espacios públicos o privados: un barrio, una casa, un ministerio, una comisaría, una comunidad, un centro cultural, una manifestación, la calle. También, cada vez más, ese territorio puede no ser físico, sino virtual o digital.
Todos y todas estamos más expuestos de lo que creemos a lidiar en cualquier momento con el sistema judicial. No hace falta robar un banco en un golpe comando; alcanza con tener un divorcio conflictivo o que nuestro perro muerda fuerte al instalador del aire acondicionado. Puede ser también que no nos pase nada de eso, pero sí a nuestra madre o nuestro hijo. O ni siquiera: a veces, las decisiones de la justicia atraviesan nuestro día a día aunque no lo sepamos.
Que nuestro nombre figure en un expediente puede marcarnos la vida para siempre. En el caso de los más poderosos, suele ser a su favor. En el de los más indefensos, en su contra.
Eso significa que el artículo 16 de nuestra Constitución es una falacia: no todos los habitantes de nuestro país somos iguales ante la ley. Porque lo que se dirime es poder y derechos.
Le damos valor a la primicia, por supuesto. Pero el mismo valor, o más aún, le damos a la profundidad de la mirada sobre el acontecimiento. La información exclusiva no siempre es la que está antes, sino la que revela lo original, y lo cuenta mejor.
Preguntamos, dudamos, volvemos a preguntar. Recién después contamos. Aunque suene extraño en estos tiempos: a veces es preferible esperar.
Hacemos contenido escrito, audiovisual, infográfico, ilustrado o animado. Puede ser a través de entrevistas, investigaciones o crónicas. Los pensamos para las redes o para la web: cada historia tiene un género periodístico, una plataforma y un lenguaje apropiado para contarse.
Direccionamos nuestra agenda hacia donde los derechos flaquean: casos de violencia institucional, violencias de género, crímenes de lesa humanidad, disputas en las que se dirimen derechos laborales, sociales, económicos, artísticos y culturales.
En septiembre de 2017 empezamos a contar qué había detrás de los expedientes: personas inocentes y culpables, operaciones judiciales, pruebas malogradas, el sesgo de los operadores judiciales, desidia. Muchas veces, desde entonces, denunciamos cuál era el lado de la balanza que se desequilibraba. Pero nuestra intención nunca fue hacerlo para siempre: preferimos darte la mejor información posible para que saques tus propias conclusiones.
Nunca olvidamos -nunca- la lección de nuestros maestros y maestras del periodismo judicial: hay que dudar de la verdad de los expedientes. Porque muchas veces, ya lo sabemos, es la verdad del poder.