Publicada: 15/02/19
Fotos: Natalia Chudoba
«Hace falta Fernanda pero estamos emocionados que haya tanta gente querida en este acto para seguir recordando a Seba. Fernanda fue una luchadora incansable, nos guió un camino, acompañó a otros familiares víctimas de la violencia institucional. Y hoy hace falta más que nunca en este contexto de impunidad, donde vamos para atrás como sociedad». Las palabras de Roberto Cipriano, secretario de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) -que patrocina como querella a la familia de Sebastián Nicora- y que estuvo presente en el acto a seis años del asesinato del joven de 16 años, recordaron a Fernanda, su madre, que falleció sin encontrar justicia.
El cadáver apareció arrojado en la playa El Pericón, de Punta Indio. Por la lucha de Fernanda, el lugar ha sido señalizado como sitio de memoria. «Mi hijo apareció tirado entre dos palmeras, lo asesinaron, la primera autopsia decía que era por un fuerte golpe en la cabeza. La policía borró cada evidencia, cada rastro, manipuló la información, buscó una versión falsa, la fiscalía la legitimizó, la compró, hubo un médico forense, un médico que convive con nosotros que invisibilizó todo con una firma y ocultó cada rastro científico», había dicho Fernanda en uno de sus últimos discursos en memoria de Sebastián, acompañada aquella vez por Sandra Gómez, la mamá de Omar Cigarán.
Los abogados de la CPM confirmaron a Perycia que el juicio oral y público por la muerte de Sebastián Nicora comenzará en 2020, con un único imputado: José Daraio, el médico forense que realizó la primera autopsia sobre el cuerpo en febrero de 2013, y que determinó que la causa de fallecimiento había sido “una fractura traumática producida por elemento punzante que ingresó por la sección frontal (en la cabeza) en su sección media”. Comprobado como falso por una segunda autopsia que determinó que Nicora tenía un oficio de entrada y salida en su cráneo -es decir, que su muerte había sido por un disparo-, ese diagnóstico fue un eslabón más de una compleja cadena de encubrimientos de la que también participaron varios agentes policiales.
Pese a que pasaron seis años, los familiares, amigos y abogados del joven piensan que con el juicio se empezará a quebrar el pacto de silencio que blindó a los responsables del hecho. «No ha sido un camino sencillo pero la lucha que encaró su mamá Fernanda con fuerza y coraje, y el acompañamiento de familiares, amigos y vecinos, fue clave para revertir esta situación. Fue gracias a esta lucha que, unos meses después del asesinato, una segunda autopsia reveló el verdadero motivo de la muerte: traumatismo craneoencefálico con destrucción de masa encefálica, producido por proyectil de arma de fuego. Esta definición cambió todo y fortaleció el camino contra la impunidad», dijo Sandra Raggio, directora general de la CPM, también presente en el acto de este jueves alrededor del mástil de la playa El Pericón.
Sebastián Nicora se convirtió en un ícono de la lucha contra la violencia institucional en Punta Indio, a poco más de 100 kilómetros de La Plata. Sin embargo, en el acto se dejó en claro que aún resta que una gran parte de la comunidad local conozca el caso. Por eso, este domingo también habrá otra manifestación, «Segundo Festival por los Derechos Humanos en Punta Indio», donde a partir de las 14, en el balneario El Pericón, se sucederán distintas actividades artísticas entre las que cuentan bandas en vivo, exposiciones fotográficas, relatos y poesía.
«Necesitamos un grito colectivo para quebrar la impunidad -dijo Margarita Jarque, abogada de la CPM que trabaja en el caso-. Y si bien al juicio sólo irá el médico, creemos que allí quedará demostrada su responsabilidad para que al menos cinco o seis policías que participaron de las maniobras de encubrimiento puedan ser juzgados. Creemos que se trata de un caso de violencia institucional porque la investigación sobre la muerte de Seba, a cargo de la Policía Bonaerense, estuvo plagada de irregularidades: se alteró la escena de crimen, se realizaron allanamientos y procedimientos sin orden judicial, los rastrillajes fueron deficientes y hay actas dudosas. Y todo el primer tramo de la investigación estuvo puesto en desviar claramente el foco, buscando un chivo expiatorio en un supuesto agresor de Seba entre su entorno que jamás pudo comprobarse».
En el caso de Sebastián Nicora queda develar quiénes fueron sus asesinos, además de los que los encubrieron. Para ello, los abogados creen que la única forma de romper «el espíritu de cuerpo» de la policía es seguir generando presión desde la comunidad. Una prueba importante del poder de la movilización fue cuando el médico imputado quiso volver a trabajar en el municipio local y los vecinos se lo impidieron. «Es necesario que la justicia avance en el esclarecimiento de las responsabilidades materiales del asesinato y de quienes encubrieron y pretendieron desviar la investigación. Sabemos que a Seba lo mató la policía y queremos conocer los detalles del hecho», dijo Sandra Raggio, casi al cierre del acto.
Por último, para la abogada Margarita Jarque, el caso destapó la radiografía de «una policía brava» en la zona, que disparó una multitud de denuncias por atropellos y abusos de distinto tipo. «Lo que quedó claro es que el crimen de Seba visibilizó una impunidad policial que estaba presente desde antes, con persecución a jóvenes, con hechos de apremios y golpes en la vía pública. Pero lo que se demostró es que a partir de la movilización se generó una conciencia social y se le puso un freno», concluyó.