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Caso Rosalía Reyes

La Gleba SA, el frigorífico de la UNS que explotaba a Rosalía Reyes

Con un monotributo, sin vacaciones ni licencias, Rosalía y otros once empleados faenaban 500 pollos en jornadas interminables de más de doce horas por día. “No trabajaba en relación de dependencia con la Universidad, sino en una Cooperativa”, se excusó en un diálogo exclusivo con Perycia Javier Orozco, el vicerrector de la Universidad Nacional de Sur. Sin embargo, un acta interna revela que la Alta Casa de Estudios tenía el deber de auditar a la empresa.

Por: Verónica Liso
Foto: Ilustración: Juan Bértola
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10/03/2020

La primera vez que el Estado argentino se interesó en la existencia de Rosalía Reyes fue para condenarla. Primero la policía. Después dos fiscales de Bahía Blanca, quienes la acusaron de homicidio agravado por el vínculo porque, para ellos, asesinó a su bebé con premeditación después de parir. La consideraron una mala madre, y exigieron para ella prisión perpetua. Tres jueces de un Tribunal en lo Criminal de la misma ciudad evaluaron el caso y resolvieron que sí, que era una homicida y merecía la cárcel. Entre los argumentos de la sentencia, tuvieron en cuenta su situación de vulnerabilidad, y le impusieron la condena más baja de la escala penal por ese delito: 8 años de prisión efectiva.
Ninguno de los representantes del Estado tuvo en cuenta las circunstancias que rodeaban la vida de Rosalía esa noche del 18 de mayo del 2005: que estaba sola, a la madrugada, con cuatro hijos chiquitos, sin acceso a la salud (en Argerich no había centros de salud ni ambulancias), que se quedó dormida después de una jornada de 16 horas de trabajo y había ocultado su embarazo por temor a que la despidieran.
Tampoco se preocuparon por Rosalía cuando sus dos parejas anteriores, padres de sus hijos se fueron y no hubo ni cuota alimenticia ni responsabilidad parental. Menos aún les importó que Rosalía trabajara como monotributista en un frigorífico de pollos de la Universidad Nacional del Sur (UNS), sin vacaciones, días por enfermedad u otras licencias.
Durante el juicio se hicieron muchas menciones sobre el trabajo de Rosalía. Sus vecinas declararon que la acusada trabajaba muchas horas al día. También testificaron el gerente de la empresa y una compañera de trabajo. Quedó demostrado que Rosalía trabajaba bajo un régimen de trabajo forzado, pero al Tribunal no pareció importarle demasiado.
El Emprendimiento Productivo Educativo La Gleba S.A. nació en 1998, por iniciativa de la UNS y el asesoramiento técnico financiero de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO). Era la primera empresa del país creada por una Universidad Nacional bajo la figura jurídica de una sociedad anónima, se jactaban. El 99 % de las acciones eran de la UNS y el 1% restante quedó en poder de la Fundación de la Universidad Nacional del Sur (FUNS).

La empresa contaba con unos quince trabajadores, todos de las localidades de Argerich y Médanos, distribuidos en tres áreas productivas: cría de las aves, producción del alimento balanceado y faenado y envasado del producto. Según la cartilla de la firma, eran los mejores pollos de la región: expuestos a menor nivel de estrés, menor concentración en galpón por m2, luz natural para facilitar el descanso y sin aditamentos químicos.

En un documento producido por la UPSO que puede rastrearse en la web, se describe la política de recursos humanos de la empresa universitaria. “Es primordial para el buen funcionamiento de la empresa garantizar el adecuado recambio de todos los puestos de trabajo. Para ello se ha buscado que todo su personal comprenda la importancia del autocontrol y que adquieran la capacidad de desempeñarse en cualquier puesto de trabajo (…) De esta manera también se logra una mayor complementación, y un mayor sentido de pertenencia, responsabilidad y compromiso con la empresa”.


Nada dice acerca de las condiciones de explotación extrema ni las jornadas de más de doce horas diarias que padecían Rosalía y sus compañeros. Ocho operarios faenaban artesanalmente 500 pollos por día, y los restantes cuatro se ocupaban de las otras dos etapas –cría y producción de alimento balanceado- del proceso.


Uno de los firmantes del documento es quien se desempeñaba como presidente del Directorio de La Gleba cuando ocurrió el episodio de Rosalía, Hernán Vigier. En el acta 542 del Consejo Superior de la UNS del año 2006, Vigier afirma: “Si bien está claro que los empleados entran en un régimen privado, tienen sistema de control y auditoría iguales o parecidos a los que tienen una institución pública porque al tener la mayor parte del patrimonio la UNS, y siendo ésta un ente estatal nacional, existen un montón de cuestiones muy similares a las que existen en procesos de control y auditoría en entidades públicas”.


En las últimas semanas, la Asociación de docentes de la Universidad Nacional del Sur (ADUNS) se sumó a la campaña por la liberación de Rosalía. Se presentó como amicus curiae en la causa y, a través de una nota dirigida a Daniel Vega, el rector actual de la Universidad, pidieron que la institución colabore en el caso. “Nuestra Universidad es directamente responsable de la situación de precariedad laboral de Rosalía, cabe aclarar que el temor a perder el empleo fue la causal del estado anímico por el que atravesó su embarazo y parto”, dice la nota fechada el 3 de marzo de este año, y agrega: “nuestra Alta Casa de Estudios debe reparar el daño que causaron las condiciones laborales en que tenía a esta trabajadora”.
Las autoridades de la Universidad Nacional del Sur se mantuvieron en silencio hasta ahora. Perycia logró comunicarse en exclusiva con el actual vicerrector –que hoy pertenece a al sector que en aquel  momento era la oposición- Javier Orozco, quien se refirió al régimen de explotación laboral al que la Universidad sometió a Rosalía.

-¿En la Universidad estaban al tanto de las condiciones en las que trabajaban los empleados de La Gleba SA?

En realidad esa situación tiene 15 años de antigüedad. La Universidad hoy está consternada por lo que hemos leído, en los fallos y en lo que está circulando, pero no porque supiéramos exactamente lo que estaba pasando. Por supuesto, si hubiéramos sabido que había una persona, que no trabajaba en relación de dependencia con la Universidad sino en una cooperativa, pero así y todo si hubiéramos sabido que esto estaba ocurriendo hubiéramos intervenido.

-Pero en el acta 542 del Consejo Directivo, el presidente de La Gleba reconoció que la Universidad tenía la responsabilidad de controlar y auditar la situación.

En realidad, en la actualidad la gente que está trabajando tercerizada dentro de la Universidad, en cooperativas y demás, al menos las que tenemos en este momento, están muy presentes con nosotros y controlamos esta situación. Ahora, qué ocurría en ese momento, posiblemente tengamos que remitirnos, y lo estamos haciendo, a mirar situaciones y expedientes. No sé si contendrán este tipo de información porque ya tienen muchos años.

-¿La Universidad planea hacer una revisión interna de lo que pasó en La Gleba SA?

Posiblemente eso ya lo haya hecho la Justicia y es algo sobre lo que no estamos en condiciones de opinar, además para nosotros es una situación ajena. O sea, la Universidad puede colaborar en buscar toda la información que se necesite para comprender lo que ocurrió, lo que podría haber ocurrido. Nosotros tenemos información, que es la que ha quedado en archivo sobre la situación en aquella época, y seguramente la justicia habrá referido su intervención. Lo desconozco porque no tuve acceso al expediente. No salimos de la consternación de saber que una persona que estaba cercana a la Universidad estaba viviendo en las condiciones que se describen en las actuaciones. De hecho hay gente, buscando los antecedentes, mirando qué es lo que pasó, viendo si podemos encontrar algún antecedente, pero en realidad es muy difícil que esté en los antecedentes.

-¿Por qué cerró La Gleba SA?

Había una serie de emprendimientos, que en su momento pretendían ser autosustentables, que la Universidad decidió no mantener porque se alejaban de los objetivos y de la visión de ese momento. Esa es simplemente la razón. Iba a ser autosustentable, había dificultades, pasó por periodos complejos de la economía y en algún momento se decidió liquidar esa sociedad.

-Hernán Vigier, el entonces presidente de La Gleba, ¿sigue vinculado a la Universidad del Sur?

Por supuesto. Hernán Vigier es un miembro de la comunidad universitaria y ha sido hasta hace poco rector de la Universidad Nacional del Sudoeste (Nota de Redacción: habría pedido licencia en la UNSO el día de ayer). Y en este momento está ocupando funciones en el INTI a nivel nacional.

-La Asociación de Docentes Universitarios le pidió al rector que la institución se presente como amicus curiae. ¿Ya se tomó una resolución al respecto?

Estamos analizando esta situación y en la medida que corresponda y estemos en condiciones nosotros vamos a colaborar de la mejor manera posible. En este momento no  puedo dar más detalles porque el Departamento de Jurídicos está estudiando la situación. Prontamente vamos a tener una respuesta a eso.

Leé la primera parte de la historia de Rosalía

Rosalía Reyes, el peso de todos los infiernos