Por Adriana Meyer, en Ojos Vendados (adrianameweyer.com.ar)
12/8/2021
En las próximas horas la causa por la desaparición y muerte de Facundo Astudillo Castro volverá a estar bajo los reflectores mediáticos con la llegada de Cristina Castro y sus abogados a Buenos Aires. Al mismo tiempo, el equipo de fiscales viajará a Bahía Blanca para concretar procedimientos pendientes. Mientras tanto en el expediente se siguen produciendo novedades. Algunas de fundamental importancia para reforzar las evidencias que ya había sobre la responsabilidad policial en la desaparición y muerte de Facundo Castro, detenido por la Bonaerense el 30 de abril de 2020 por violar el ASPO en la primera ola de la pandemia. Ciertos hallazgos salpican al secretario de Seguridad Sergio Berni. A saber:
- Surgió información valiosa para los investigadores del análisis de lo poco que quedó en los teléfonos de los policías, que los cuatro implicados trataron de romper y borrar su contenido. Uno de los policías escribió que el fiscal provincial le dijo que con su actuación aquel día «salvó a toda la policía de Villarino». Cabe preguntarse, ¿la salvó de qué?
- Aparecen los nombres de un abanico de personajes que reportan en forma directa al intendente de Villarino y al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, entre ellos el abogado Sebastián Martínez y Federico Montero, delegado de Berni en Bahía Blanca.
- El peritaje realizado a los dos pedazos de piedra turmalina secuestrados –uno en un patrullero y el otro en la comisaría de Teniente Origone (el dije que llevaba Facundo al cuello al momento de su desaparición)– demostró que los trozos de mineral coinciden entre sí como parte de una única pieza.
- Durante un reconocimiento en la zona del hallazgo de los restos del joven de Pedro Luro el testigo que los encontró dijo que ese día también estaba la zapatilla intacta de Facundo, pero que el fiscal Ulpiano Martínez y la Policía Federal no la secuestraron. La encontró Cristina al día siguiente.
Salvar a la policía
Hace algunas semanas la querella familiar y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), querella institucional en calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, realizaron un nuevo reconocimiento en el lugar donde fueron hallados los restos óseos de Facundo. El fiscal Horacio Azzolín y la fiscal federal de La Pampa Iara Silvestre –designada en la causa en reemplazo del fiscal federal Ulpiano Martínez quien se apartó del caso aduciendo «violencia moral»– estuvieron en el lugar y acompañaron el recorrido que realizaron los pescadores que encontraron el esqueleto incompleto y dieron aviso a las autoridades.
Durante ese procedimiento, uno de los pescadores dio precisiones sobre las características de esa zona de la ría, que visita asiduamente desde hace más de 20 años: “Podés caminar hasta la vera del agua sin enterrarte, sólo te vas a embarrar”, describió. Y agregó que “tendrías que ingresar más de diez metros a la ría para que el agua te llegue a la altura de la rodilla”. Sobre el lugar específico en donde se encontró el cuerpo, el pescador reconoció también que, cuando la marea sube, sólo queda cubierto por unos pocos centímetros de agua.
El testigo también recordó que, además de los restos óseos, habían encontrado a pocos metros una zapatilla y otras prendas de vestir. En ese momento, les señaló esos elementos al fiscal Ulpiano Martínez –a cargo de la instrucción– y el subcomisario de la Policía Federal José Pérez que dirigieron el operativo el día del hallazgo del cuerpo. Sin embargo, los funcionarios incumpliendo con sus obligaciones, no secuestraron esas pruebas. Recién al día siguiente, cuando ya estaba en el lugar el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), la mamá de Facundo, Cristina Castro, vio la zapatilla y se ordenó su secuestro para la causa. Más grave aún, uno de los testigos declaró que el día del hallazgo el esqueleto tenía los brazos pero al momento de levantarlo no estaban. Este pescador declaró que el 15 de agosto, día del hallazgo, un policía habló con Berni desde el lugar y le envió fotos. Este testimonio se encuentra grabado. Cristina Castro ya había dicho que ese día el ministro de Seguridad se comunicó con los allí presentes.
Con esta declaración esta semana será ampliada la denuncia que ya existe, a partir de una presentación de la CPM, en la Procuración General de Nación por mal desempeño en las funciones del fiscal Ulpiano Martínez, y se solicitará a las autoridades del Ministerio de Seguridad de Nación la investigación sobre la actuación del subcomisario Pérez, además de presentar una denuncia penal para que se investigue la conducta de ambos.
Dos turmalinas, un dije
Por otra parte, se incorporó a la causa el peritaje sobre los trozos de piedra de turmalina hallados en el puesto policial de Teniente Origone y en el baúl del móvil de la Policía Local de Bahía Blanca que según el registro de AVL, el 8 de mayo del año pasado estuvo varias horas en la zona del cangrejal donde semanas después se encontraron los restos óseos de Facundo. El informe pericial determinó que hay coincidencias entre los dos trozos analizados, que por otro lado fueron encontrados a partir del señalamiento de uno de los perros rastreadores que intervinieron. Cabe recordar que al momento de la desaparición, Facundo llevaba en su cuello un colgante con una piedra de turmalina como dije.
También se conocieron los primeros resultados de nuevos peritajes a los teléfonos celulares incautados a los agentes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires Xiomara Flores, Jana Curruhinca, Alberto González y Mario Sosa; los cuatro efectivos que tuvieron contacto con Facundo el día que fue visto con vida por última vez. De la tarjeta de contactos de Sosa surge el nombre del policía Roberto Carlos Berríos, el mismo que hostigaba a Facundo y a sus compañeros en el Semillero Cultural con insultos y detenciones. Durante uno de los primeros operativos en búsqueda de su hijo, Cristina lo vio y en ese momento sintió la certeza de que lo habían matado. Además, Berríos es pareja de Paola Aguilera, que hace seis años revista en la Unidad Policial de Prevención Local de Bahía Blanca (UPPL), seccional a la que pertenece el patrullero Toyota Etios que a una semana de desaparecido se pasó de jurisdicción y anduvo por Villarino Viejo, muy cerca del cangrejal y donde los perros del perito Marcos Herrero encontraron el primer trozo de turmalina, como se dijo.
El informe realizado por la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) destaca el particular contacto entre González, el policía que estaba cargo del destacamento de Teniente Origone y detuvo a Facundo en la ruta el 30 de abril, y sus superiores. Resalta un comentario que hace el policía González sobre su declaración ante la Ayudantía Fiscal a cargo de García Dimas, donde tramitó en un principio la causa antes de pasar al fuero federal. “Me llamaron de Fiscalía y el Fiscal me dijo que con todos los datos que yo tenía, con la libreta, la foto y toda la historia, ‘usted con esto salvó a toda la policía de Villarino’. ‘Lo único que hubiera faltado’, me dijo, ‘era la patente del vehículo que sería la frutilla del postre, pero con esto ya está’”, escribió. El problema de las anotaciones de esa libreta, –pensada como coartada para poder decir ‘lo tuve al pibe, lo dejé ir, lo levantó fulanita de tal, acá lo tengo anotado’–, tienen un orden cronológico que no coincide con los hechos tal como el propio policía dice que sucedieron. ( Leer también González y sus versiones)
Como ocurrió en peritajes a teléfonos anteriores, hubo mucho material que no pudo recuperarse porque había sido eliminado por los policías, las aplicaciones desinstaladas o, incluso, dadas de baja las líneas telefónicas. Todavía restan los peritajes sobre los últimos teléfonos secuestrados en el allanamiento a la casa de Flores y Sosa. Otras medidas pendientes están en manos de Gendarmería: establecer por qué la ropa de Facundo estaba rota adentro de una mochila en perfectas condiciones, que apareció en el cangrejal un mes después que el cadáver. Y también identificar quién compró las líneas telefónicas que están a nombre de Facundo, mientras estaba desaparecido su cuerpo y activadas al día siguiente de que apareció. Alguien usó con esa finalidad el DNI de Facundo que nunca apareció.
“A pesar de los intentos por entorpecer la investigación, que las querellas venimos denunciando desde hace tiempo, tanto en la actuación del fiscal Ulpiano Martínez y la Jueza Marrón, aún se siguen produciendo pruebas valiosas, que no hacen más que ratificar la hiper intervención policial en torno a los hechos de esta causa, en la desaparición el 30 de abril y en las circunstancias en que se encontró el cuerpo de Facundo”, señalaron desde la CPM. En ese sentido, la Cámara de Casación debe aún resolver el pedido de recusación de la jueza Marrón realizado por los representantes del Ministerio Público Fiscal, a quienes la magistrada les rechaza absolutamente todas las medidas que piden, incluso en asuntos en los que la Cámara ya fijó posición. Esto produce una dilación que en algunos casos está generando el deterioro de determinadas pruebas. Los fiscales consideran que hay una «artera» intencionalidad de obstrucción a partir del explícito apoyo de Marrón a los uniformados. En sus informes plantean que «esas negativas están consolidando un cuadro de impunidad».
Mareas, libros y escuchas
Otras medidas de prueba realizadas con dudoso origen serán usadas para insistir en la teoría del «accidente», ya descartada por los investigadores pero que la jueza federal María Gabriela Marrón persiste en mantener viva, a exclusivo beneficio de los policías implicados. Se recordará el fuerte cruce del secretario de Seguridad bonaerense Sergio Berni en el programa Fuego Amigo, cuando dijo que iba a llevar «un regalo» para convencer a una de los conductores de la inocencia de los uniformados a su mando. Si es que llega la prometida ofrenda, tendría la firma de un operador mediático.
Cuando un juez o jueza delegan la instrucción de una causa en manos de la fiscalía precisamente entrega a manos de fiscales la orientación de la investigación. Sin participación ni control de las partes –esto es, querellas y fiscalía– la jueza federal María Marrón dispuso de oficio la realización de un informe sobre la mareas al Instituto Argentino de Oceanografía (IADO) que, sin rigor científico y sin que sea esa su función, aventura hipótesis sobre un posible recorrido de Facundo para concluir que se trató de una muerte accidental mientras caminaba por la zona de cangrejal en Villarino Viejo. La fiscalía había solicitado un informe de mareas pero luego de cuatro meses lo que le entregaron excedía lo que había pedido, y fue calificado como tan «trucho» que directamente lo devolvió. Todo indica que la jueza quería ese documento si o si en el expediente, por lo cual ordenó de oficio hacer otro, una réplica que mencionaba la misma hipótesis, que resulto «incompleto y desprolijo», dado que se hizo en «tiempo record». Aunque los fiscales Silvestre, Azzolín y Heim pidieron la nulidad del mismo, Marrón lo incorporó igual a la causa.
Uno de los investigadores está convencido de que la aparición del informe del IADO, –que llegó a mencionar una profundidad de cuatro metros del mar sobre el cangrejal cuando todas las evidencias recogidas en la causa marcan que lo máximo que llega el agua es a la altura de las rodillas– coincide con la del libro del operador mediático de La Nueva (Provincia) y La Brújula, Germán Sasso. En el expediente que Sasso se jacta de conocer consta su participación directa en el devenir de los hechos que se investigan. De lo recuperado en los teléfonos, (hay uno de los policías que no borró todo), surge que el «periodista» mantuvo contacto con al menos dos de los sospechosos, antes y después de haber compartido un asado con la cúpula política y policial local, entre ellos el segundo de Sergio Berni en Bahía Blanca, Federico Montero. Casualmente, González habló con su colega Sosa y quedaron todos bajo el patrocinio letrado del abogado Sebastián Martínez, mano derecha del intendente de Villarino, Carlos Bevilaqua. Y fueron asistidos por un «psicólogo» de Bahía Blanca que estaría vinculado al secretario de Seguridad del gobierno de Axel Kiciloff. Los funcionarios de Villarino también están implicados por las irregularidades en los informes de tránsito y por otro hecho: el 1 de julio el presidente del Concejo Deliberante de Villarino fue escuchado en una conversación donde contaba que «Carlos» sabía del hallazgo de ropa de Facundo en la comisaría de Teniente Origone.
Sasso también aparece visitando en forma frecuente la casa del policía González e intercambiando mensajes amistosos en redes sociales con uno de los integrantes de la Cámara Federal de Bahía Blanca. Según la DATIP, hubo largas conversaciones de la policía Xiomara Flores, una de las sospechadas, con Sasso. Y aunque gran parte no pudieron recuperarse tras ser eliminadas por ella, sí se comprobó el contacto cotidiano, virtual y presencial, entre los policías y el «periodista». Tanto el intendente Bevilaqua como Sasso sostienen que la investigación no profundizó una supuesta pista narco como razón de la desaparición y muerte de Facundo. Los primeros días, sus voceros llegaron a decir que el joven de Pedro Luro no había desaparecido sino que estaba secuestrado por un problema de drogas. «Acá los únicos narcos son los policías procesados por la Cámara Federal que Berni puso al mando cuando cambió la jefatura luego de la muerte del hincha de Olimpo, Sergio Emanuel Castillo, el 9 de febrero de 2020», que participaron en el encubrimiento de lo que le pasó a Facundo, dijo uno de los investigadores de las querellas.
La fuente consultada especuló con la posibilidad de que el «regalo» que Berni le prometió a la periodista Catalina de Elía sea el libro que acaba de publicar el conductor de radio La Brújula, en el cual además de sus ya conocidas diatribas contra las querellas insiste con la teoría narco y una supuesta venganza contra policías corruptos. El informe de mareas descartado por los investigadores por considerarlo «trucho», podría ser el vertebrador de su discurso en la obra titulada «Operación Facundo». Caída la maniobra de la famosa testigo H (cuyas iniciales son E.H.R), para ubicar a Facundo en Bahía Blanca a cómo de lugar, el informe de mareas viene a reflotar la teoría del accidente. «Los baqueanos de la zona dan por tierra esta idea de que el agua había subido cuatro metros, como decía el primer informe trucho que fue devuelto al IADO», dijo la fuente para enfatizar lo absurdo de continuar planteando que Facundo se ahogó allí solo. Ahora bien, si efectivamente Berni estaba pensando en ese libro cuando hace un mes estuvo en el programa de Diego Schurman y De Elía cabe preguntarse cómo es que sabía tanto.
Cómo sigue
Los investigadores lograron una sintonía con la familia de Facundo y la querella institucional que permitió ir sobrellevando los sucesivos embates del sector del Poder Judicial y del Ministerio Público que funge de defensa de la Policía Bonaerense, y lograron avanzar incluso en plena pandemia. Consideran que, a pesar de todo, el saldo da positivo. En ese sentido, luego de algunas últimas medidas, todos los caminos conducen al llamado a declaración indagatoria de los y las policías sospechados. Cabe recordar que el primer fiscal del caso, Santiago Ulpiano Martínez, lo había hecho en el inicio de la causa pero con el único objetivo de beneficiarlos: la maniobra queda en evidencia porque cuando la jueza rechazó su solicitud no se tomó la molestia de apelar, para que se consolide con el paso del tiempo una falta de mérito e incluso un sobreseimiento. Probablemente, no contaban con el desembarco de los tres fiscales especializados.
Nota realizada con información propia de Adriana Meyer, de la agencia Andar y de La Izquierda Diario