social social social social social
Géneros

Capilla del Monte

Detienen por abuso sexual a otro de los investigadores del femicidio de Cecilia Basaldúa

Por: Redacción Perycia
imagen destacada

3/8/2022

Ariel Daniel Zárate fue condenado ayer a seis años de prisión por amenaza calificada, abuso sexual, coacción, robo reiterado y lesiones calificadas con privación ilegitima de la libertad, todos delitos en el contexto de violencia de género. El policía fue uno de los investigadores del femicidio de Cecilia Basaldúa.

Siete meses después del femicidio de Cecilia, el 27 de noviembre del 2020, el ex Subcomisario de Capilla del Monte fue detenido. La orden se dictó tras la denuncia de una joven de 21 años, que en ese momento era su pareja

Cecilia Basaldúa era una joven de 35 años que durante cinco años viajó por Latinoamérica y decidió terminar de escribir el libro sobre ese viaje en Capilla del Monte. El 4 de abril de 2020, la familia tuvo contacto por última vez con ella. La última persona que la vio llamó a la familia tres días después para decirles que se había ido con un brote psicótico de la casa que él le había prestado. A eso le siguió una investigación llena de irregularidades a cargo de una justicia ausente.

Según el medio Capilla del Monte Noticias, cuando Ariel Daniel Zárate fue detenido el Equipo Justicia por Cecilia dio la alerta: «Este sujeto, integrante de la Policía de Capilla del Monte, se presentó desde un primer momento con la familia de Cecilia como el «jefe de investigación en el caso» solictándoles información privada sobre Cecilia»

Al comienzo de la investigación los hermanos de Cecilia le dieron a Zárate todos los mensajes que se habían mandado con ella. La información que se obtuvo de ese intercambio apareció de manera sesgada en el expediente, para reforzar la teoría policial del brote psicótico.

Otro de los investigadores de la causa Diego Concha, ex director de Defensa Civil, y la persona que estuvo a cargo de la búsqueda de Cecilia, también está preso acusado de abuso sexual. Una joven bombera de 26 años lo denunció por violación.

La investigación y el juicio por el femicidio de Cecilia Basaldúa

La familia hizo la denuncia en Buenos Aires —ya que eran de Núñez— y se la comenzó a buscar seis días después de la última vez que estas personas dicen haberla visto, a pesar de que en Córdoba hay, desde 2019, un protocolo de búsqueda inmediata de cualquier mujer desaparecida. “Acá arrancamos con las falencias tanto de la Policía como del Poder Judicial”, advierte la abogada.

Veinte días después de su desaparición hallaron el cuerpo de Cecilia al costado de un río con signos de haber sido abusada sexualmente y asfixiada.

A las 48 horas se detuvo a un lugareño, Lucas Bustos, un joven de bajos recursos que tiene una leve discapacidad intelectual. La policía lo interrogó en calidad de testigo y hubo una supuesta confesión. “Esto fue en sede policial, sin ninguna constancia, ningún acta, ningún abogado”, destaca Pavón

Lucas quedó detenido y al otro día su hermano, que también había sido interrogado con el mismo modus operandi por parte de la policía, denunció apremios ilegales, en una provincia alertada por la interacción violenta de las fuerzas de seguridad. “Ahí se inicia el proceso de investigación con esta persona como acusado”, señala.   

Daniela Pavón asumió como abogada querellante de la familia el 30 de abril, a los pocos días de haberse encontrado el cuerpo de Cecilia y de la detención del joven.

Durante la autopsia se determinó la causa de su muerte y comenzó la investigación que terminó con una elevación a juicio “con ninguna prueba directa que vincule a este chico, acusado de femicidio, con Cecilia”, indica.

Enseguida identificaron numerosas irregularidades vinculadas al accionar de la policía; también quedaron expuestas las contradicciones de los testimonios, algunxs decían haberla visto y después no podían ratificarlo. “Se notaba que era una causa armada completamente y se dejó también expuesta la falta de perspectiva de género”, asegura. 

¿Quién era Cecilia Basaldúa?

Cecilia nació en el barrio de Núñez un 7 de noviembre de 1983. Creció allí junto a su hermanos y hermana -Guillermo, Soledad y Facundo- y hoy su familia continúa en aquel lugar que la vio crecer. Cuando piensa en su hija, Daniel Basaldúa asegura: “Les va a dejar todo el amor que ella tenía. Quería la libertad, cambiar el mundo, que no haya diferencias entre las clases sociales, luchaba por eso y principalmente para que sean libres las mujeres”.

“En el año 2009 se va a Perú, al Machu Pichu y se queda tres meses, luego se va a Capilla. En mayo del 2015 emprende el viaje a México con la Selección Argentina de Jockey sobre hielo a competir en un Panamericano. De allí ya no vuelve, comienza su aventura. Regresa en diciembre 2019, nosotros vamos a buscarla a la frontera con Bolivia”, cuenta Susana Reyes, la mamá de Cecilia. “Era una persona muy especial. Con carácter, con mucha sensibilidad, con una dulzura para dirigirse hacia las personas, hacia los niños y ancianos”.

“Todavía se siente extraño, – escribió Cecilia el 22 de diciembre de 2019- . Regresar es como volver a abrir ese libro que hace mucho habías leído. El texto se ve diferente, aunque las letras sean las mismas, porque es uno quien cambió. Fueron cuatro años de viaje por Latinoamérica, un total de doce países, cien ciudades y más de 10 mil km recorridos. Lo hice 90% a dedo, 100% autogestionado. El último jalón fue el más emotivo de todos: mis padres fueron hasta La Quiaca a buscarme, en medio de abrazos y lágrimas”.

Así dejaba Cecilia en su página de Facebook algo de lo que cerraba y comenzaba. “El principio del fin”, dijo cuando regresó a Buenos Aires, con un mundo allá afuera que comenzaba a latir adentro: “Latinoamérica está sangrando”, subrayó. “De a poco iré posteando fotos que nunca subí, contando historias que no conté, y preparando un libro que no empecé”.

«Un ángel al que la tierra le queda chica»

Para Susana a su hija la representa la justicia, la igualdad y la humildad. Y se vienen sus sueños y viajes, sus encuentros y desencuentros. “Y ahora es cuando puedo responder la pregunta sin respuesta que alguna vez me hice: ‘Viajar, ¿para qué?’ (…) Por muy bonito que pueda parecer el viajar, también es duro. Hay que estar preparado para todo lo que se ve ‘allá afuera’: injusticia, ignorancia, violencia, contaminación, oprimidos, desamparados. Lo que antes miraba como por una rendija desde dentro de mi burbuja, viajando pasó a formar parte de mi vida. Latinoamérica está sangrando. Y entonces surgió la necesidad de gritar, o de ser al menos un susurro de los que no tienen voz, una ventana de lo que no se ve y un puente de inspiración para los que quieran ir tras sus sueños o encontrar un refugio de paz interior”.

“Cecilia es un ángel al que la tierra le queda chica”, -siente Daniel-. “Libre, debe estar deambulando, haciendo lo que ella quería, viajar. Para mí era la nena que me reprendía siempre, me decía: ‘Pa tenés que cambiar, tenés que actualizarte, leer más, y quería cambiar mi realidad de lo que yo veía’. Voy hacer lo posible para cumplir su deseo”.

Cecilia dejó como último posteo una foto de una pulsera que le regalaron las mujeres de la comunidad waoranis, de Ecuador. La atesoró tanto que al abrir la cajita de metal donde la guardaba, la fibra del tejido se había desintegrado, sólo quedó esa imagen de su pulsera con una mariposa sobre su brazo. “Volvía al aire y a la tierra de la que había venido”, se dijo, y se hizo así del valor del instante que guardó por siempre en su corazón.