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Violencia institucional

El prefecto que asesinó

«Mis hijos no entienden por qué sigue libre»

A cuatro años del asesinato de Damián Cutrera frente a una cabina del peaje en la autopista Illia, su familia exige que el prefecto que le disparó, Daniel de Jesús Acosta, vaya preso. Condenado a quince años de cárcel, Acosta estaría en disponibilidad en la fuerza de seguridad y dos veces pidió ir a otras provincias.

Por: Adriana Meyer
Foto: Familia de Damián Cutrera
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Mónica es viuda. Tiene la forma de hablar de los familiares de las víctimas de la violencia uniformada, entera y firme, aunque por momentos se quiebra. El asesino de su esposo está libre. Es un cabo de la Prefectura Naval Argentina que este año fue condenado a 15 años de prisión por haberle disparado a Damián en un peaje de la autopista Illia el 30 de septiembre de 2018. Por eso mañana 30 a las 9 pide que se la acompañe a reclamar ante la Cámara de Casación la ratificación de esa sentencia para que la pena se haga efectiva. 

“Volvemos a comenzar de cero, con mucha tristeza y dolor, como si no hubiera habido un juicio, a pedir sentencia firme a Casación, a pedir cárcel para el asesino de mi esposo, que camina por las calles entre nosotros y que se quiso ir en dos oportunidades a otras provincias”.

Damián Cutrera vivía en Garín, una localidad de menos de 20000 hogares en el partido de Escobar. Tenía 41 años y muchos amigos. Cuando lo mataron su hija tenía 5 años y su hijo 9. Mónica Rodríguez tiene 46 años, es ama de casa y trabaja también como personal de limpieza en una escuela de su barrio.

Aquel día venían de un encuentro familiar en el barrio porteño de San Cristóbal, tomaron la autopista y metros antes de la cabina de peaje los pasó por la derecha un auto Volkswagen Gol rojo con vidrios polarizados, cuando ya estaban en la fila para abonar. “Sentimos un golpe, el Gol había frenado y al dar marcha atrás nos chocó por delante, dos veces hizo lo mismo, y a la segunda mi marido paró el auto y fue caminando para pedirle explicaciones a este sujeto”, dice Mónica en diálogo con Perycia. Ella estaba asomada del lado del volante, se bajó y a los pocos segundos escuchó el estruendo del disparo. 

“Mi marido empezó a caminar con las manos en el pecho. Me dijo ‘me dió’. Y se desplomó, lo alcanzamos a agarrar junto con mi hermano, lo apoyamos en el suelo. Ya no hablaba, le corría una línea de sangre desde la boca y los ojos se le movían para todos lados. Nadie nos ayudó hasta que una persona del peaje vino a hacerle RCP. Le abrí la campera, que le habíamos regalado para el Día del Padre, y le ví el tiro en medio del pecho, en ese momento te pasan diez mil cosas por la cabeza, me piden que lo gire porque se estaba ahogando por la sangre, yo no podía reaccionar. A los minutos falleció”. 

El prefecto que disparó

A un costado la policía tenía detenido al cabo Daniel de Jesús Acosta, estaba esposado.

—¿Por qué le disparaste? ¿Fuiste vos? —, lo increparon.

—Sí, fui yo.

Solo estuvo 48 horas preso, la jueza Patricia Guichandut lo liberó con una fianza de 80 mil pesos. “Antes de elevar a juicio nuestro caso tuvimos muchas irregularidades, todo lo que apelamos nos lo negaban. Los jueces habían considerado que no había peligro de fuga. Él sigue libre como si nada”, dice la esposa de Cutrera.

Cuando finalmente tuvieron fecha para el juicio, mayo de 2020, se canceló por la pandemia. Recién el 7 de abril de este año tuvo lugar el debate que culminó con la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 25 —integrado por lxs jueces Ana Dieta de Herrero, Rodolfo Gustavo Goerner y Hugo Navarro—. Acosta fue declarado culpable de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego.

“Tuve una mezcla de sensaciones: fueron, tristeza, dolor, no creo en la Justicia pero al menos le podía decir a mis hijos que el asesino de su papá iba preso, eso me daba cierta gratitud. Pedimos que fuera doblemente agravado por ser miembro de una fuerza de seguridad, pero no lo tuvieron en cuenta”.

Seguir esperando Justicia

La Prefectura, un organismo represivo del Estado, había pagado la fianza y los honorarios de las abogadas de Acosta, pero las profesionales renunciaron luego del juicio, y fue su defensora pública la que apeló ante la Cámara de Casación. En estos meses, Acosta pidió el traslado a Santiago del Estero, pero se lo negaron. Y en julio quiso irse a Salta. La respuesta también fue negativa, pero, como dice Mónica, porque “nadie controla nada’, puede irse igual porque tiene su pasaporte.

El cabo estaría en disponibilidad en la fuerza, no fue expulsado porque la condena no está firme. Y cobra el 100 por ciento de su sueldo.

“Estamos esperando el resultado de Casación, tiene que estar en la cárcel, que haya justicia en nuestro país. Con todo el tiempo que tarda la justicia, cuando los van a buscar muchas veces los asesinos se dan a la fuga. Acosta no tiene prisión domiciliaria, está libre. Por eso les pido que en el cuarto aniversario del asesinato de mi esposo nos acompañen en Talcahuano 600 a las 8 de la mañana. Un ratito nada más (hace el gesto de poquito con los dedos) para que un asesino cumpla su condena tras las rejas”, ruega Mónica en el video para la convocatoria a acompañarla en Tribunales.

El recuerdo de Damián

Damián ayudaba a sus amigos siempre que podía. Trabajaba en la parte de comercio exterior de Ford. Era electricista matriculado, y a veces agarraba los trabajos que le salían afuera. Si era una urgencia en un fin de semana, él iba igual. Se juntaba con los amigos los viernes a comer asado, pero tomaba gaseosas porque no le gustaba el alcohol. 

“Quería que no nos falte nada, siempre pensando en nuestro futuro. Por eso siempre agarraba más trabajos. Era un buen amigo, un buen papá y un buen esposo. Le gustaba salir con el mate a la ruta a pasear. Llevaba a todos lados a su mamá, que le sacaron uno de sus hijos”.

Para definir a su compañero de vida, Mónica dice que “era sencillo, trabajador, siempre con proyectos, lástima que se interpuso su asesino”.

En abril le dijo a sus hijos que esta persona iba a ir presa por 15 años. “El varón que ya tiene 13 habla muy poco, es muy introvertido. En todo este tiempo solo dijo que quería ver preso al que lo mató, que estaba feliz cuando le dieron 15 años, que el peor día de su vida es el Día del Padre. Ellos no entienden por qué sigue libre, por qué si hubo un juicio donde resultó culpable hay que seguir haciendo cosas. Es muy difícil que entiendan que de vez en cuando se quiera ir a pasear”, lamenta Mónica. 

Para la familia de Damián el colmo sería que el prefecto termine dándose a la fuga.

Este viernes 30/9 convocan a partir de las 8 de la mañana a acercarse a los tribunales de Talcahuano al 600, en CABA, al cumplirse 4 años de su asesinato. Recibirán el apoyo de otros familiares de victimas de abuso y violencia institucional.