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Lesa Humanidad

Contra la domiciliaria de Etchecolatz: «A donde vayan los iremos a buscar»

La Justicia otorgó la prisión domiciliaria al ex jefe de la Brigada de Investigaciones de la Policía Bonaerense Miguel Etchecolatz, de 88 años. Seis veces condenado por delitos de lesa, el represor se trasladó a su casa en la costa. En La Plata, durante dos días consecutivos, se repudió el fallo en las calles y en las redes sociales. 

Foto: Matías Adhemar
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Rubén, el hijo de Jorge Julio López, encabezó una de las marchas. A su lado, Leo Fossati, 
nieto recuperadoFoto: Matías dhemar

El miércoles 27 de diciembre de 2017 fue un día paradójico.

Estela de Carlotto lo definió con  las siguientes palabras: «Hubo una de cal, y otra de arena». Mientras la Justicia le otorgaba el beneficio de la prisión  domiciliaria a Miguel Etchecolatz, Abuelas de Plaza de Mayo anunciaba la aparición de la nieta 127. Por un lado, los organismos de Derechos Humanos repudiaron el fallo, al que consideraron como «vergonzoso»; por otro, celebraron la restitución de una nueva identidad.

Peritos médicos cuestionaron el dictamen y dijeron que Etchecolatz no corría riesgo de salud en la cárcel pese a su deterioro físico y su avanzada edad. 
Foto: Matías Adhemar  

El rechazo a la prisión domiciliaria del emblemático represor, acérrimo defensor de la dictadura y que ha sido condenado seis veces por delitos de lesa humanidad, se hizo sentir en todo el país.

El Centro de Profesionales por los  Derechos Humanos (CeProDH), por ejemplo, se expresó diciendo que «el Tribunal Oral Federal 6 otorga el beneficio de domiciliaria a Etchecolatz. Los jueces son Martínez Sobrino y Panelo, que condenan militantes por luchar y sancionan abogados usando decretos de la Fusiladora. Clima de época». Además, exigió «cárcel común y efectiva a todos los genocidas! ¡Basta de privilegios e impunidad  a los asesinos de los 30.000!».

                                                                Foto: Nico Freda 

En La Plata, durante dos días consecutivos después del fallo, distintos organismos de Derechos Humanos tanto como movimientos políticos y sociales coparon las calles.

Uno de los oradores fue Rubén, el hijo de Jorge Julio López.

«Mi viejo está desaparecido y este genocida vuelve a su casa», dijo, mientras denunció que Etchecolatz vivirá en su casa de Mar del Plata a metros de donde reside el familiar de una de sus víctimas.

Foto:Nico Freda
 

Foto: Matías Adhemar 

Se marchó el jueves y el viernes bajo un sofocante calor. Ambas movilizaciones fueron críticas con el gobierno de Mauricio Macri.

Los oradores acusaron al macrismo, entre otras cosas, de negar el terrorismo de Estado, desmantelar el presupuesto en áreas de Derechos Humanos y de «condicionar» los fallos judiciales.

HIJOS La Plata, Red Nacional, lanzó un comunicado donde marcó que Etchecolatz es «un genocida confeso que jamás se arrepintió de sus crímenes y que con vehemencia reivindica su accionar y el de los suyos. Un genocida que se ha convertido en un emblema del terrorismo de Estado. Un genocida repudiado por el pueblo. Su propia hija tomó la decisión de quitarse el apellido, de desvincularse de su origen filial en repudio a su perverso accionar».

Y en otro fragmento denunció el rol actual de la Justicia: «Una vez más, el poder judicial federal en sintonía con las políticas de vaciamiento de DDHH del gobierno, actúa beneficiando en todo el país a muchos genocidas con prisión domiciliaria».

HIJOS hizo referencia, por último, a que los condenados por lesa deberían continuar en las celdas de las prisiones federales: «Esta vez es el turno de Etchecolatz, quien este año ya ha recibido este privilegio en otras causas, pero que no se hizo efectivo hasta ayer, a través de la resolución del TOF Nº6. Poder judicial que históricamente ha puesto trabas y demoras en el juzgamiento de crímenes de lesa humanidad, garantizando la impunidad de los genocidas y de los beneficiarios económicos del golpe de Estado cívico-militar. Reafirmamos que el único lugar para los genocidas es la cárcel común y efectiva».

 Fotos: Matías Adhemar 
Mostrando carteles y pancartas -«Perpetua y cárcel para Etchecolatz», «¿Dónde está Julio López?», «Macri devuelve favores a los represores»-, y con el anuncio de próximos escraches al domicilio del represor en Mar del Plata, los manifestantes se unieron en un grito final: «Olé, olé, olá, olá, como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar».