Primero la caricia, después el arma.
La noche del 1 de septiembre, Javier llegó solo a Recoleta desde Lomas de Zamora para sumarse al cordón de militantes que, desde hacía semanas, se reunían frente a la casa de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, después de que la fiscalía pidiera que se la condene a 12 años de cárcel en el juicio conocido como Causa Vialidad.
Javier tiene 30 años. Esa noche estaba en la primera línea entre la multitud que rodeaba a la expresidenta. Cuando CFK bajó del auto, él la saludó eufórico y ella le acarició la cara. Al mismo tiempo, Fernando Sabag Montiel, de 35 años, franqueó su costado derecho con una pistola Bersa Thunder calibre 32 y gatilló dos veces contra Cristina, sin que saliera algún disparo.
Javier se dio vuelta rápido y le sujetó el brazo.
—Vos tenes un arma —lo increpó.
—No, nada que ver —contestó, asustado, Sabag Montiel.
Con otro militante, lo palparon. Le levantaron la campera y el arma cayó al suelo. Una persona, a su lado, pisó el revólver y lo retuvo, mientras otras se llevaban al agresor.
Javier aún no lo sabía, pero fue el primero en tener contacto con Sabag Montiel desde que este intentó asesinar a la vicepresidenta con un arma cargada con cinco balas, aunque sin municiones en la recámara.
Esa misma noche, Javier declaró junto a otras personas en Comodoro Py, ante la jueza María Eugenia Capuchetti, mientras Sabag Montiel era detenido por la policía y trasladado a la comisaría de Cavia 3350 en el barrio de Palermo. Luego se comprobó que Brenda Uliarte, pareja de Sabag, también había estado en el lugar, y huyó cuando lo detuvieron.
“Recién cuando vi el video caí en lo que había intentado hacer este tipo”, le dice Javier a Perycia, a una semana del hecho.
Los detenidos
Tanto Fernando Sabag Montiel como su novia, Brenda Uliarte —quien luego se comprobó que también estaba en la noche del ataque—, están detenidos e imputados por intentar asesinar a la vicepresidenta. En estos momentos, ambos se encuentran en dependencias de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en Ezeiza.
Sus defensores oficiales, Martín Hermida y Gustavo Kollman respectivamente, prefirieron no dar declaraciones y, hasta el momento, ninguno pidió la excarcelación de sus defendidos.
Fernando se negó a declarar el viernes 2 de septiembre. La jueza ordenó la ampliación de su indagatoria para el martes siguiente, pero se volvió a negar. Solo dijo una frase: “Brenda no tuvo nada que ver”. Lo dijo desde una unidad de traslado. Brenda, en cambio, estaba dentro de Comodoro Py ese martes, y nunca se cruzaron.
Ella sí prestó declaración aquella jornada. Lo hizo durante una hora en presencia de su abogado, la jueza Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Según pudo saber Perycia, Kollman le hizo siete preguntas a su defendida. En todas contestó de forma negativa.
Los allanamientos
Hasta el momento, la Justicia ordenó cuatro allanamientos. Dos fueron en el último departamento de Fernando Sabag Montiel, donde convivía con Brenda Uliarte, en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires. En el primero, la PFA secuestró 100 balas distribuidas en dos cajas compatibles con el arma con la que se intentó matar a la vicepresidenta. También una computadora laptop HP, entre otros elementos.
En el segundo, la PFA fue en búsqueda de las prendas de los sospechosos. Más precisamente con las que ambos aparecen en una foto del año pasado sujetando una pistola, diferente a la del ataque a la vicepresidenta.
El tercer allanamiento se realizó en la localidad bonaerense de San Miguel, a donde Brenda fue la noche en la que detuvieron a Sabag Montiel. La casa pertenece a Lucas Leonardo Ocampo, un albañil que había estado en pareja con Brenda. Y dónde ella fue a pasar la noche, después del ataque y le confesó que Fernando había intentado matar a Cristina Fernández de Kirchner.
Al otro día, cuando dejó el domicilio, fue detenida. Fuentes judiciales aseguran que Ocampo se comunicó voluntariamente con la fiscalía y contó lo sucedido. Ella le habría contado que Sabag Montiel intentó matar a la vicepresidenta. Cuando allanaron su casa, encontraron una bolsa con cosas de Brenda. Luego trasladaron a Ocampo hasta Comodoro Py para que brinde su testimonio. En su declaración, aseguró que no conoce a Sabag Montiel. El cuarto allanamiento también fue en su casa, pero a fin de complementar el procedimiento.
‘Los copitos’
Es de público conocimiento que uno de los últimos empleos de los dos detenidos era el comercio callejero de algodones de azúcar. De hecho, vecinos de San Martín, aseguraron ver a Sabag Montiel vendiendo su mercancía por las plazas del barrio en el último mes.
La Justicia decidió citar a declarar a otros cinco vendedores de copitos que tuvieron trato con los imputados y, según informó Página/12, estuvieron frente a la casa de CFK, en la esquina de Uruguay y Juncal, los días previos al atentado. El medio capitalino también asegura que un informe de la Dirección Judicial de Delitos Complejos (Dajudeco) confirmó que los celulares de Sabag, Uliarte y de otro de los integrantes del grupo estaban frente al domicilio de la vicepresidenta el día del atentado.
Todos entregaron de forma voluntaria sus celulares. Según pudo saber Perycia, hubo nerviosismo y angustia en sus testimonios, y con narraciones muy similares buscaron desligarse del ataque. Aunque la mayoría aseguró haber visto a Brenda durante los días previos al hecho.
El peritaje de los celulares
Los celulares de los dos detenidos, como de los cinco ‘copitos’ aún se están peritando. En el caso del celular de Sabag Montiel también se está investigando por qué y cómo el dispositivo se reinició a la configuración de fábrica durante el procedimiento. El fiscal Rívolo le pidió a la jueza Capuchetti hacer una evaluación de la pericia realizada a través de Gendarmería para averiguar si hubo un error humano.
Hasta esta hora, la fiscalía no recibió los cruces de llamados de ‘los copitos’, ni el informe final del teléfono de Brenda. De este último, solo hay un preliminar donde se detectó una carpeta segura dentro del mismo.
Tampoco están los cruces de llamadas de los custodios de la vicepresidenta. Lo mismo para las pericias de la bolsa hallada en casa de Lucas Ocampo, ni de la placenta y el cordón umbilical hallados en la casa de Sabag Montiel.
Respecto a una posible vinculación de los detenidos con grupos adherentes al neonazismo, fuentes judiciales aseguraron que «hasta que no tengamos los cruces telefónicos, no sabremos si Brenda y Fernando estaban ciertamente vinculados únicamente con los copitos o más personas».
El barrio donde vivía Sabag
El viernes un móvil de la PSA aún permanecía en la calle Uriburu al 700, el último domicilio de Sabag Montiel en San Martín, donde vivió ocho meses. Perycia dialogó con algunos vecinos, todavía sorprendidos con lo que pasó. “Lo veíamos pasar vendiendo los copos de azúcar en la plaza”, cuenta Miguel, quien vive a dos cuadras de él. “Tenía un aire solitario”, agrega.
“Yo tenía un trato formal de inquilino”, explica Sergio, quien le alquilaba el departamento. “Siempre pagaba en término y no tenía quejas de los otros vecinos”, sostiene.
Muchos, sin embargo, no tenían ningún trato. “Si lo ví dos veces es un montón”, señala un comerciante de una verdulería en frente de su casa. Un solo cartel repudia lo ocurrido. Lo pegó la biblioteca popular del barrio en su puerta, a una cuadra de la casa del atacante. “Como espacio de construcción popular, sabemos que el camino siempre será a través del debate y el intercambio”, se leé. “Nunca desde los discursos de odio”.
EL EXPEDIENTE EN NÚMEROS
2 detenidos: el hombre que gatilló el arma, FernandoSabag Montiel, y su pareja, Brenda Uliarte, que estuvo esa noche en Recoleta.
4 allanamientos
5 vendedores de copitos vinculados a los detenidos citados a declarar
1 arma con 5 balas
2 cajas con 100 balas
Más de 30 testigos
1 informe preliminar del peritaje de los celulares encargado a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que también se ocupa de analizar los videos.