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Crónicas de la Justicia

Festival DOCA

La epopeya legal de Flandria contra Clarín

Desde hace cinco años, un canal local espera que la Justicia lo habilite a transmitir la campaña de Flandria, un club que en noviembre ascendió a la Primera B Nacional. Frente a los derechos exclusivos que esgrime el multimedios los hinchas esperan que esta vez ganen los buenos, cuenta el documental que este sábado se estrena en el Festival DOCA. 

Por: Mariano Suárez
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Publicada el 16.12.2021

“Cada vez que el Estado se reserva algo yo me asusto”, lanza, enjundioso, el ex funcionario Fernando Niembro en el documental “En la cancha. Televisión comunitaria, fútbol y censura”, de Lucía Maccagno, que se estrenará este sábado en el Festival Internacional DOCA y que, en principio, puede arrogarse el mérito de mostrar y tomar posición en aquello que es incómodo para casi todos: los derechos exclusivos en el fútbol y sus abusos sobre las audiencias. Pero el Secretario de Medios que anunció sin hesitación los indultos a los genocidas de la última dictadura cívico-militar no tiene razones para asustarse. Porque el gobierno de Alberto Fernández completará su segundo año de mandato sin reglamentar la ley que obliga a no arrojar a las audiencias sólo a manos del mercado, mientras que la Justicia Federal lleva 1.656 días sin resolver una acción de amparo, teóricamente de tratamiento urgente, para evitar, como sucede cada fin de semana, que en muchas localidades del país el fútbol no pueda verse en ningún lado. Ni aun pagando.

“En la cancha” se prolonga durante 55 minutos. El título, a primera vista de bajo impacto, se revela acertado cuando se conoce la historia: los hinchas de Flandria, club de la localidad de Jáuregui, provincia de Buenos Aires, viven como si la televisión no existiera. Para ver fútbol hay una única opción: estar en la cancha. La empresa que compró los derechos de transmisión en 2016, Trisa, del Grupo Clarín, decide casi todos los fines de semana que esa localidad lejana del Obelisco no merece ocupar un lugar en su pantalla. Pero no sólo eso: al mismo tiempo busca ahogar con reclamos económicos al canal local, PAREStv, administrado por una cooperativa sin fines de lucro, que amaga con televisar los partidos en su reemplazo. Resultado: nadie televisa.

Por supuesto que el derecho de propiedad tiene limites en cualquier país capitalista que se precie y, en ese sentido, en la Argentina esa conducta es ilegal. Pero no es fácil ponerle el cascabel al gato. La Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual acumula denuncias de los residentes de Luján que presentan quejas y las acompañan con documentos sobre leyes vigentes y tratados internacionales que repiten que los usuarios del servicio de televisión son portadores de derechos y no sólo consumidores. El mes pasado, la titular del organismo, Miriam Lewin, volvió a informar a la Secretaría de Innovación Pública de la Jefatura de Gabinete de Ministros y al Ente Nacional de las Comunicaciones de la demora del Estado en reglamentar el artículo 77 de la ley 26.522 que establece que deben existir “eventos de interés relevante” que no puedan estar sujetos a derechos exclusivos. Ni el arrasador decreto 267/2015 dictado por Mauricio Macri que expurgó 23 artículos centrales de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pudo suprimir ese artículo. Pero no se cumple.

 

 

Volvamos a la película. “El enemigo es poderoso, pero por una vez pedimos que ganen los buenos”, ruega con buena fe— Julio Roldán, un hincha de Flandria (mal) acostumbrado a seguir las transmisiones del canal local que, en los tiempos desde 2009 y hasta 2016, registraba el deporte local con calidad equiparable a la que las señales comerciales cubren el fútbol de primera.

Lo cierto es que nadie llegó tan lejos como el canal cooperativo PAREStv en la difícil tarea de enfrentar la reprivatización del fútbol consumada en 2016. Los amparos promovidos desde las usinas del gobierno saliente en 2015 se desplomaron en cuestión de semanas y, en algún caso, hasta le ofrecieron cierto blindaje jurídico a los nuevos acuerdos comerciales celebrados en torno al fútbol de primera división. Pero quedó una espina sin extraer. Tras cinco años de batalla judicial en el fuero federal, Trisa y el grupo económico de medios más poderoso de la Argentina no lograron sacar del medio a un canal sin fines de lucro que insiste que tiene derecho a televisar al club local dentro de su ámbito de cobertura. El expediente transita en una suerte de “empate procesal” que expone que la inacción de las instancias políticas que deben intervenir. Como manda la ley que nadie obedece.

“El incumplimiento del artículo 77 y la falta de actualización del listado de acontecimientos de interés relevante por parte de las autoridades competentes configuran una conducta omisiva de tipo regresivo, que tiene por consecuencia la vulneración del derecho a la comunicación. En tanto relega sus obligaciones, el Estado admite la preminencia de la autonomía de los particulares sobre el interés público imperativo y la protección del derecho al acceso a la información de las audiencias audiovisuales”, reta la Defensoría del Público ante un dictamen todavía desoído y que es parte de la causa judicial.

La realidad es dinámica y se empeña en molestar. El 20 de noviembre Flandria consiguió el ascenso a la Primera B Nacional, tras derrotar a Colegiales, 6-5 por penales, tras un heroico empate en tiempo adicionado. En la B Nacional los intereses sobre los derechos televisivos son mayores y por lo tanto el conflicto sólo puede escalar. La empresa propietaria de los derechos es la misma que en la B Metropolitana: Trisa. 

En 2016, cuando Flandria también pasó una temporada en la B Nacional, el equipo periodístico de Flandria concurría a los estadios de todo el país acompañado por un escribano público para certificar cada vez que la AFA presionaba a los clubes para no dejar entrar a los periodistas a la cancha. El derecho constitucional a trabajar no es conocido para algunos asesores que visitan la sede de Viamonte 1366. Aquella batalla por el acceso a los estadios fue ganada por PAREStv, ¿Se reeditará desde el inicio del nuevo torneo de ascenso? 

Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares imaginaron, en un cuento publicado en 1967, “Esse est percipi”, que el fútbol en verdad no existía ya en el plano material sino que era simplemente un “género dramático” montado por la televisión.

Pero la televisión no es sólo aquello que muestra sino también— lo que se censura.

“En la cancha” proyecta este sábado en el Festival Internacional DOCA una historia que no te quieren contar.

 

Nota del editor: En «El derecho de las bestias», un capítulo de Fútbol propiedad privada de Editorial Mil campanas, Suárez realiza un minucioso detalle sobre cómo cuando Mauricio Macri dejó la presidencia, el 10 de diciembre de 2019, cualquier resabio de la arquitectura jurídica y fáctica que sostenía el derecho de las audiencias fue desmantelado. La batalla de PAREStv lo resume. En este vínculo podés descargar el capítulo completo.

 

Mariano Suárez, ex abogado de PAREStv y autor de Fútbol propiedad privada. Los derechos de las audiencias desde la experiencia de PAREStv, editorial Mil Campanas.