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«Así somos»

Movilizadas por el crimen de Soraya, asesinada en la «zona roja», la comunidad trans travesti de La Plata saca al aire un programa de TV que se estrenará por YouTube. Con sus vidas violentadas y al límite, salen a escena para derribar estereotipos, denunciar que las matan todos los días y reclamar que las acepten como son.

Por: Anita Aliberti
Foto: León Bracco
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23/7/2021
Valentina mira un punto fijo y repite la letra mientras se frota las manos. Cruza y descruza las piernas. Una asistente le acerca un té. En unos minutos deberá mirar a cámara para presentar una de las secciones del programa Así somos, un ciclo de YouTube del colectivo travesti trans de La Plata. Lo hará con soltura, aunque es la primera vez que trabaja en televisión.
El programa comenzó como en broma, grabando videos con sus celulares, que después subían al grupo de Whatsapp que comparten con las otras trabajadoras sexuales trans de lo que en el barrio siguen llamando la “zona roja”. Pero un día dijeron: esto puede ser un programa, y llevaron la idea a la organización Furia Travesti, que grabó un piloto y se puso en contacto con la cooperativa Unlcan, un espacio cultural del barrio. El domingo 11 grabaron el primer programa de la primera temporada, que incluye un video musical de apertura, y cinco segmentos: “Me pica la lengua”, de chimentos, “A mí me pasó”, de historias de vida, “En Cánada” (sic), un móvil desde la Unidad Penitenciaria 33 de Varela, e “Historia y militancia”, que habla del colectivo LGBTIQ+. Todavía no hay fecha de estreno, pero se anunciará por las redes.
“Esto es un inicio para nosotras, es súper emocionante, un sueño tener un programa con amiguis, sentirse bien, que te traten super lindo. Espero que sea un éxito”, contó a Perycia Dariana, que conduce junto a Karen y Valentina.
La primera vez que Dariana tomó un micrófono fue en la marcha espontánea por el transfemicidio de Soraya, la trabajadora sexual asesinada el 19 de junio pasado. El 20 tenían pensado comenzar a grabar la intro del programa, un videoclip de la canción que compusieron para el ciclo, pero decidieron posponer el rodaje y cubrir la marcha, para las redes del programa. “Lo de Soraya es horrible, nuestra amiga de siempre, fue la segunda vez que le dispararon y no corrió con suerte esta vez”, dice Dariana. “Para nosotras como compañeras estamos acostumbradas cada día a vernos, a saludarnos, a bromearnos y no saber si mañana vamos a poder encontrarnos de nuevo con nuestras amigas, con las que salimos a la calle, a ejercer el trabajo sexual. Queremos que se escuche la voz de ayuda para nosotras porque nos matan todos los días”.
Dariana llegó de Ecuador hace cuatro años. Dice que trabajando de entrevistadora se sintió bien, se sintió cómoda. “Al principio me daba temor, pero me encantó. Me encanta entrevistar a las personas, saber qué preguntar y en qué ocasión preguntar. Me gusta escuchar y meterme en el personaje, en lo que me están transmitiendo, sentir las emociones”. Además, tiene en claro la importancia de ese trabajo: “En la zona roja hay muchos asesinatos, queremos ser la voz portadora de nuestras compañeras que están parando en la calle y que se vea que somos capaces de hacer muchas cosas. Si nos proponemos a ser conductoras lo vamos a lograr, y si nos proponemos ser doctoras también podemos. Porque somos personas capacitadas, personas que amamos, sentimos, que respiramos igual que todos. Eso es: merecemos la aceptación del mundo hacia nosotras como lo que somos, seres”.
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“Cuando empezó la cuarentena con las chicas empezamos a unirnos más”, dice Karen, una de las conductoras, migrante de Perú. Cuenta que desde 2020 la calle se puso más peligrosa: “No nos dejaban trabajar. Y las que somos extranjeras al no tener documento, no podíamos acceder a los bonos (ayuda social), y teníamos que salir a trabajar a la calle y ahí nos llevaban detenidas por violar la cuarentena”. A Karen la detuvieron en marzo y pasó casi cuatro meses en Varela. Ya la habían encerrado en otra oportunidad, en la que dice que le hizo juicio al Estado y le ganó. “Es una persecución constante, por tapar lo que realmente tiene que hacer la Policía. Llegan y rompen todo lo que encuentran, allanan la casa, todo por tapar el sol con un dedo. En nuestra comunidad esto pasa siempre, y somos mal vistas porque fomentan que todo es por el tema de la droga y la disputa de la zona, pero no es así”. Karen cree que el programa es una oportunidad para empezar a visibilizarse. “Para que puedan ver que nosotras somos unas personas, igual que todo el mundo».
Valentina, migrante de Ecuador igual que Dariana, agrega que para ellas el programa “es un logro más”: “Unirnos como amigas, como familia, porque somos una familia más ahora. Después de que pasó todo esto de la cuarentena, estamos tratando de salir poco a poquito de la calle”.
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“De Furia Travesti nos comentaron que habían grabado una especie de trailer de Así somos, y desde Unclan creímos que el proyecto tenía viabilidad, que podía mostrar la realidad de las compañeras y todo lo que tienen para decir”. Así cuenta Naty de Unclan el origen del programa. En 2020, Unclan empezó a tener un vínculo mucho más fuerte con la realidad del barrio y a activar trabajo territorial con población travesti-trans y trabajadoras de la zona roja: “Desde el comienzo de la pandemia estuvimos interviniendo en situaciones que se dieron en el barrio en relación a hechos de violencia hacia la comunidad. Empezamos también a hacer entrega de alimentos, a trabajar en conjunto con la dirección de programas especiales de políticas de género del Ministerio de Mujeres (y Diversidad) de la Provincia, con la Delegación de Migraciones de la ciudad, con la Dirección de Derechos Humanos y Contextos de Encierro, viendo de qué manera se podían articular redes que puedan alcanzar recursos a las pibas”. En ese teje se encontraron con Furia en marzo de 2021. “Generar lazos es una política de Unclan, y en este caso está siendo una experiencia muy satisfactoria, muy rica, un aprendizaje mutuo y constante”, dice Naty. Si bien el financiamiento es a pulmón, aplicaron a diferentes subsidios y están esperando a que eso salga.
Naty estudió Trabajo Social y dice que ya hace más de 10 años que viene indagando sobre la realidad del colectivo trans travesti: “Conozco a muchas compañeras trans y soy cercana a ellas, además de que en Unclan hay cupo trans desde 2017. No nos es ajena su realidad, por más de que tengamos identidades distintas, nos interpela y entendemos que nuestro lugar es generar un acompañamiento, brindar las herramientas que tenemos y que le sirvan a las compañeras para expresarse, generar un contenido, para que les sirva para trabajar y tener un vínculo”, cuenta.
“Nos reunimos, nos contaron cómo tenían ganas de hacer este programa y nosotras pusimos a disposición los equipos y el trabajo”, cuenta Rocío, integrante de la Colectiva Audiovisual Feminista (CAF), la tercera pata del proyecto. “Nosotras venimos disputando desde la CAF que no hay cupo laboral para mujeres y disidencias en las productoras, pero tampoco hay contenido relacionado con la temática. Hay pocas personas trans que hayan llegado a los medios”. A Rocío le parece además que la representación del colectivo trans travesti en los medios es poca y estereotípica. “El programa es también un poco la respuesta a eso, las personas trans no son lo que muestran los medios. Buscamos el cupo laboral de mujeres y disidencias en la industria audiovisual, pero también pensar que existen otras formas de construir el relato audiovisual, las miradas, romper con los estereotipos hegemónicos para pensar nuevas formas de construir el audiovisual”.
La CAF se formó en 2018 y están terminando de editar Con la fuerza del río, su ópera prima, un largometraje documental sobre el Encuentro Pluricultural de Mujeres y Disidencias en La Plata en 2019. Rocío cuenta que su acercamiento a las realidades del mundo trans travesti fue con el rodaje de ese documental, donde conoció a una de las integrantes de Así somos, la activista trans y referente de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) Valentina Pereyra.
“Esa experiencia me sirvió para reafirmar lo que ya sabía – dice Rocío-. Poder entender un poco mejor la vida de las personas trans siempre al límite, muy violentada, muy marginada en todo sentido. Desde la familia hasta una pareja, en el trabajo, no se les da ninguna oportunidad. Te ponés a caminar con una de ellas y no sabés las cosas que les gritan, y se tienen que bancar un montón de violencias hasta cuando van a comprar”. Por eso Rocío piensa que sus vidas son más rápidas, más frenéticas, “tienen que vivirlas ya porque no saben si mañana real van a estar en este mundo. Es re triste vivir con miedo a que te pase algo, todo el tiempo, temiendo que le pase algo a una amiga. Yo si pienso en perder una amiga se me parte la vida. Ellas están acostumbradas a tener que velarlas todo el tiempo”.