La diputada nacional, Victoria Villarruel, entró al salón dorado de la Legislatura Porteña a las 18.30. Llevaba un conjunto beige sobrio. Su atuendo no pasaría desapercibido para los invitados al «evento privado», en donde homenajeó a quienes llamó las “victimas del terrorismo”.
Pamela Ferguson, esposa del empresario y abogado Guillermo Klein ─exsecretario de Estado de Programación y Coordinación Económica bajo la dependencia del ministro José Alfredo Martínez de Hoz─ la define así:
─Es divina, ella, divina. Una se da cuenta cuando alguien tiene un don. Y ella lo tiene. Mirá cómo camina.
El exdiputado salteño, Alfredo Olmedo, destacaría su clase: “una dirigente con elegancia y valentía”.
Victoria se acerca rauda al escenario donde compartirá lugar con familiares de a quienes define como víctimas del terrorismo. El evento está por comenzar. Solo entran quienes están identificados con una pulserita violeta. Para tener la pulserita había que hablar con la legisladora porteña Lucía Montenegro.
Montenegro estaba abajo, en la entrada de la Legislatura, con una lista y las pulseras violetas en la mano. La puerta del parlamento porteño parecía el ingreso de un boliche: gente agolpada afuera que levantaba la mano y era frenada por seguridad. Ningún periodista, acreditado o no, podía pasar si no estaba en la lista.
“Nunca vimos algo así”, dirán algunos reporteros que cubren cotidianamente la legislatura de la Ciudad. “La diputada Villaruel pidió el salón y solo pasan los que ella diga”, explican desde la prensa oficial del organismo. Los que ella diga y las excepciones: los que conocen a alguien de la Libertad Avanza. Como un boliche.
De vuelta en el salón dorado, Pamela Ferguson, 70 años, vecina de Recoleta, está sentada en una de las primeras filas del salón. Habla despacio y con acento inglés. En su cartera lleva un recorte del diario La Prensa del 28 de septiembre de 1979. “Fue volada la casa del doctor Klein”, se lee en la tapa.
─Yo le dije a Guillermo: “si vas a trabajar con Martínez de Hoz, asegurá la casa”. Ponele antibombas porque estos (los montoneros) son capaces de todo.
La nota de La Prensa, de estrechos vínculos con la dictadura de entonces, señala que “fuentes gubernamentales dijeron que el atentado a la casa fue cometido por guerrilleros entrenados por terroristas palestinos en Medio Oriente”.
─Esto tiene que enseñarse en las escuelas ─pide Ferguson─. Por eso estoy acá. Porque hay una parte que no se cuenta. Y yo no estoy a favor de ninguna dictadura, que no se malinterprete.
La candidata a vicepresidenta de Javier Milei está sentada con Lorenza Ferrari, Graciela Saraspe y Arturo Larrabure, todos familiares de víctimas del “terrorismo” que Villaruel invitó como expositores. Hechos que incluso ya fueron juzgados, como el del coronel Argentino del Valle Larrabure, archivado en 2018 por la Cámara Federal de Rosario.
Entre el público, también hay gente que quiere hablar a solas con Victoria. El candidato a diputado Guillermo Montenegro, con un traje azul al cuerpo y el pelo engominado, será el nexo. Una señora lo toma del brazo.
─Soy familiar de una víctima y necesito darle algo a la diputada ─le explica.
─Buscame a la salida ─responde Montenegro, apuntado como uno de los operadores judiciales de Villaruel.
Cuando la abogada toma el micrófono, el público se pone de pie.
“Durante 40 años las víctimas del terrorismo fueron desaparecidas de la memoria. Se las negó. El Estado en democracia nos está violando los derechos humanos porque garantiza la impunidad a muchos violentos que hoy gozan de libertad”, apunta Villaruel.
“No podemos seguir mirando al costado. 17380 personas fueron agredidas por el terrorismo. Vinimos a darle voz a los que no tienen. Los que se oponen a este homenaje son los que tienen las manos manchadas de nuestros seres queridos. Son los que monopolizan el recuerdo. Nadie les pidió ninguna revolución”.
La última frase cala hondo. Un señor de unos 70 años toma la palabra desde el público. “En vos confiamos”, grita. “Viva la patria”.
Al finalizar, los organizadores reparten un diploma a cada asistente con el membrete de la Legislatura de la Ciudad. Es un certificado que indica la participación del evento. “Verdad y reparación para todas las víctimas del terrorismo”, dice al final.
Victoria Villaruel sale del salón dorado como entró: enfundada en su camisa beige, resonante de aplausos y con una promesa final a su séquito. “En octubre, no me voy a olvidar de ustedes”.